Drogas que permiten eliminar el virus en un plazo máximo de seis meses pronto llegarán al mercado. Ventajas y efectos secundarios. | ||
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La FDA de los Estados Unidos aprobará en diciembre la primera de una nueva clase de drogas que pueden curar en entre un 95% y un 100% de los casos la principal causa de falla hepática y cáncer de hígado: la hepatitis C, originada por un virus que afecta a 160 millones de personas en el mundo y suma 600 mil enfermos en la Argentina. El nuevo tratamiento está basado en una píldora que se toma por boca una vez al día, que provoca efectos secundarios mínimos y que surte efecto en tiempos tan breves como tres a seis meses, sin necesidad de que se apliquen inyecciones de interferón, un estimulante del sistema inmune que causa serios efectos secundarios. Los resultados de los tratamientos fueron expuestos en Londres, durante el Encuentro Anual de la Asociación Europea para el Estudio del Hígado (EASL 2014). Los hepatólogos venían manejándose con respuestas a tratamientos que iban del 50% al 75% de éxito, cuando se adoptaba el triple esquema de fármacos. EL VIRUS. Se trata de una infección por lo general asintomática, que suele pasar inadvertida para el portador, porque se manifiesta a veces como una gripe o una infección leve que luego pasa. Pero que puede ir muy lentamente desarrollando una enfermedad hepática seria. Mientras que hoy existen vacunas para la hepatitis A y B, que son gratuitas y forman parte del calendario nacional de vacunación, no se cuenta con una vacuna que prevenga el contagio de la hepatitis C debido a que el virus es muy complejo. La hepatitis C infecta a cinco veces más personas que el HIV. En los Estados Unidos (donde las estadísticas son uso y costumbre), la Fuerza de Servicios Preventivos asegura que todos los estadounidenses nacidos entre 1945 y 1965 deberían hacerse las pruebas para saber si están infectados con el virus de la hepatitis C, lo que comprende al menos a 79 millones de personas. Muchas de esas personas resultaron infectadas hace décadas, por diversos medios: el uso de drogas endovenosas, o transfusiones de sangre o tratamientos médicos que los expusieron a sangre containinada, quizás también a partir de tatuajes piercings. El virus es transmisible incluso por vía sexual, aunque la evidencia es controversial. Al virus se lo detectó por primera vez en 1989 y en 1992 fue factible detectarlo en sangre mediante análisis específicos. Se ha diversificado tanto a lo largo de su desarrollo que hasta ahora se le han detectado seis genotipos, de los cuales el número 1 es el que predomina en el continente americano. Mientras que veinte de cada cien infectados logra eliminarlo naturalmente del cuerpo, los ochenta restantes pueden contraer una enfermedad hepática que se cronifica a lo largo de un promedio de veinte años. De éstos, el 30% desarrolla una cirrosis, y un 5%, un cáncer hepático. LAS NOVEDADES. El advenimiento de los tratamientos libres de interferón para la hepatitis C es un avance como nunca se ha visto, asegura David Thomas, del Johns Hopskins University. La primera de las nuevas drogas es la sofosbuvir. Trabaja interfiriendo en la replicación del virus sin afectar casi el metabolismo celular. El fármaco ganó una recomendación unánime para ser aprobada de parte de un comité asesor de la FDA (la Administración Federal de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos, cuyo par en la Argentina es la Anmat) en octubre del 20 13, para realizar un tratamiento libre de interferón en dos cepas del virus, yen combinación con otro fármaco que se toma por vía oral, la ribavirina. Se cree que la FDA aprobará este nuevo tratamiento el 8 de diciembre próximo. “Hasta ahora en la Argentina el tratamiento estándar del genotipo 1 de la hepatitis C se basaba en la combinación de interferón pegilado más ribavirina mas un inhibidor de la proteasa de primera generación. Son los fármacos de primera linea porque superan lo que había antes y aumentan la eficacia del tratamiento. Aunque también amplían los efectos secundarios y los tratamientos son largos”, detalla Hugo Fainboim, Jefe de la Unidad de Hepatopatías Infecciosas delHospital Muñiz (Sala IV). “Los nuevos fármacos, a los que conocemos como inhibidores de la proteasa de segunda generación, son mejor tolerados, poseen tiempos cortos de tratamiento y un altísimo indice de curación que supera el 90%”. Otro punto importante, de acuerdo con el especialista argentino, es que en el caso de los tratamientos actuales, puede suceder que un enfermo con cirrosis tenga menos respuesta, mientras que los nuevos fármacos demostraron tener eficacia tanto en los enfermos con y sin cirrosis. “Es decir que, en principio, son valiosos para cualquiera de los grupos de enfermos, incluyendo a los pacientes con hepatitis C y HIV’, agrega. FUTURO. Pero el sofosbuvir no es el único que está en el pipeline o línea de largada de tratamientos contra el virus de lahepatitis C. Hay otros que también se administrarán por boca y que no precisarán de la interferona, que se presentarán a la autoridad regulatoria de los Estados Unidos y que, de aprobarse, lo serán a lo largo del año 2015. Lo que hacen, básicamente, es inhibir enzimas que el virus emplea para replicarse y son aptas para combinarse con otras drogas y así esquivar el surgimiento de resistencia a la medicación. Todos mostraron tasas de éxito en el tratamiento de entre el 95% y el 100% (en estudios publicados en la reconocida publicación médica The New England Journal of Medicine). La gran ventaja es que la mayoría no precisa del interferón, cuyos efectos han sitlo descriptos por los mismos enfermos como “caminar por una cuesta empinada con un resma potente”. Lo que sucede es que el interferón, que busca lograr que el sistema inmune del paciente ataque al virus, provoca fatiga, náuseas, diarrea, anemia y depresión. En cambio, el sofosbuvir, en palabras de personas que participaron de los ensayos clínicos hechos para poner a prueba sus efectos, “no dio efectos secundarios, fue como tomar una aspi-rina”. Aunque esto en verdad relativo, porque incluso una aspirina produce situaciones no deseadas: algunos de los pacientes que participaron en los estudios sufrieron dolores de cabeza, náuseas y debilidad. Pero lo cierto es que solo unos pocos tuvieron que dejar de tomar el fármacopor esos mismos efectos secundarios, “absolutamente tolerables” para la mayoría. Sin embargo, no todas son buenas noticias. Los nuevos fármacos porvenir no serán baratos. Aún cuando no se sabe qué precio tendrá el sofosbuvir, algunos expertos de la industria farma¬cológica calculan que podrá promediar los 65 mil dólares por tratamiento. Una cifra como ésta le abre las puertas a otra discusión: quién deberá acceder al tratamiento y en qué estadio de la infección. Sin embargo, los expertos en salud pública son conscientes de que si los costos de los medicamentos llegan a ser la causa de que muchas personas queden sin atención, la cantidad de personas cirróticas y en espera de untrasplante terminarán provocando gastos mucho más altos al sistema de salud. De todos modos, para que el primero de estos medicamentos llegue al país falta tiempo. Habrá que esperar para saber entonces qué soluciones se barajan para reducir los efectos de los altos costos. Otra droga Veloz Fuente:
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