Investigadores valencianos y holandeses han conseguido un nuevo sistema fotobiocatalítico que podría cambiar sustancialmente procesos de preparación de moléculas activas para fármacos y, en general, de productos de la industria química basados en catálisis. El sistema ha sido desarrollado por el Instituto de Tecnología Química (ITQ), centro mixto de la Universitat Politècnica de València (UPV) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y de la Universidad de Delft (Holanda), según un comunicado de la UPV. En él se utilizan enzimas como catalizadores, agua como aportador de electrones y luz como fuente de energía, y los resultados del trabajo acaban de ser publicados en la revista Nature Communications. Este estudio demuestra, por primera vez, la viabilidad de las reacciones fotobiocatalíticas, bioredox con agua como aportador de electrones, según las mismas fuentes. La fuerza termodinámica impulsora necesaria para la oxidación del agua se ha conseguido obtener con radiación ultravioleta y luz visible mediante fotocatalizadores simples basados en dióxido de titanio. La nueva combinación de una enzima, luz (del espectro UV y del visible), fotocatalizador y agua como fuente de electrones para biocatálisis abre el camino hacia posibles alternativas tecnológicas para la producción enzimática de nuevos fármacos y la farmaindustria en general; fitosanitarios y diversos sectores específicos de la química “fina”. El trabajo ha sido liderado por Avelino Corma, en el Instituto de Tecnología Química -único centro de excelencia Severo Ochoa en el campo de la química-, y Frank Hollmann, en el Departamento de Biotecnología de la Universidad Tecnológica de Delft. En este proceso, los investigadores españoles y holandeses han utilizado enzimas para llevar a cabo reacciones denominadas enantioselectivas. Según Corma, “mediante agua, luz y un semiconductor podemos generar los electrones y protones necesarios para que la enzima oxidoreductasa pueda actuar e hidrogenar moléculas enantioelectivamente”. Las mismas fuentes han señalado que en muchos procesos de síntesis orgánica se obtiene una mezcla de dos isómeros (denominados enantiómeros), sustancias que, con igual composición química, tienen distintas propiedades. Como ejemplo, María Mifsud, coautora e investigadora también del Instituto, ha indicado que el principio activo que se utiliza para el tratamiento del Parkinson, la L-dopa, es uno de los dos enantiómeros, pero es el que produce el efecto positivo de inhibición de la enfermedad. El otro enantiómero, su simétrico, en cambio, es tóxico y produce lo contrario, ha indicado Mifsud, para quien esto da una idea de “lo importante que es obtener la sustancia adecuada en estos procesos exactamente y no otra y, para ello es para lo que se usan catalizadores enantioselectivos”, que solo producen el isómero deseado.
Fuente: La Vanguardia -España |