El test de laboratorio, desarrollado por investigadores de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp) y la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), es el primero capaz de diferenciar estos dos trastornos a través del análisis de cambios bioquímicos y moleculares involucrados en las patologías. La innovación, ya patentada, fue descripta en el Journal of Psychiatric Research.
Actualmente, el diagnóstico de la esquizofrenia y el trastorno bipolar se basa en el análisis clínico. Sin embargo, el proceso puede llevar años y tiene un alto grado de subjetividad, ya que depende de la mirada del psiquiatra y también de la capacidad del paciente para relatar los síntomas.
“Es complicado diferenciar dos enfermedades que comparten síntomas tan parecidos a través de exámenes clínicos. Con el examen de laboratorio es posible identificar patrones en el suero sanguíneo y, así, diferenciar de modo preciso, casos de esquizofrenia y bipolaridad, lo que mejora el pronóstico de los pacientes ”, dice Mirian Hayashi, profesora del Departamento de Farmacología de la Escuela Paulista de Medicina (EPM -Unifesp) y coordinadora del estudio apoyado por FAPESP.
Los investigadores afirman que la gran ventaja diferencial del método está en analizar el patrón de metabolitos presentes en la sangre, un conjunto de sustancias químicas resultantes de reacciones del metabolismo, y no un biomarcador específico como proteínas, genes u otras moléculas. Se estima que hay más de 2 millones de metabolitos en el suero sanguíneo.
En estudios anteriores, el grupo ya había diferenciado a los pacientes con esquizofrenia de las personas sanas, así como a los pacientes bipolares de las personas sanas.
Los investigadores también analizaron a consumidores de crack, porque la droga imita el primer episodio psicótico de pacientes con esquizofrenia. “Si el individuo no relata que es usuario de crack, se lo suele confundir con un paciente con esquizofrenia en el primer episodio psicótico. En nuestro estudio, sin embargo, tal vez porque es un efecto molecular fugaz, no conseguimos diferenciar a los usuarios de la droga de individuos sanos no consumidores”, dice Hayashi, quien también es investigador del Instituto de Medicina Traslacional, uno de los Institutos Nacionales de Ciencia y Tecnología (INCTs) financiados por la FAPESP en el Estado de São Paulo.
La diferenciación entre casos de trastorno bipolar y esquizofrenia es el resultado de la segunda etapa del proyecto de investigación, cuando los patrones de metabolitos ya estaban bien establecidos. Para comprobar que es posible distinguir los dos trastornos mediante técnicas bioquímicas, se analizaron muestras de suero sanguíneo de 182 individuos, incluidos pacientes esquizofrénicos, bipolares y un grupo de control compuesto por personas sanas.
Así como en estudios anteriores, el análisis del perfil metabolómico de las muestras de suero de pacientes se llevó a cabo en el Instituto de Química de la Unicamp, bajo la coordinación de la profesora Ljubica Tasic. Los investigadores asociaron la técnica de resonancia magnética nuclear de protones de hidrógeno con la quimiometría (abordaje estadístico para los análisis químicos).
“Nuestro objetivo era encontrar diferentes patrones de metabolitos y asociarlos con uno de los trastornos. Para eso, sometemos las muestras de suero sanguíneo al efecto de un campo magnético. Con el análisis de resonancia magnética nuclear de protones es posible detectar todas las variaciones (picos) de los protones en una muestra. Como cada molécula tiene protones, es posible trazar un perfil de resonancia, con diferentes composiciones dentro de un fluido. Al analizar estas variaciones de protones entre diferentes individuos, es posible identificar patrones en las muestras de pacientes esquizofrénicos que difieren de los patrones en personas bipolares o sanas”, informó Hayashi.
“El estudio no solo diferencia una condición de la otra, sino que también aporta nueva información sobre los trastornos, que podrán ser estudiadas en el futuro. Después de todo, si hay un patrón de alteración en los metabolitos, es el resultado de una ruta específica para cada enfermedad, que aún no conocemos”, dijo Juan Victor Silva Nani, becario de la FAPESP y coautor del artículo.
El descubrimiento de vías moleculares relacionadas con la esquizofrenia y el trastorno bipolar puede, en el futuro, contribuir al desarrollo de tratamientos nuevos y más eficientes. Con este objetivo en mente, el grupo también inició un proyecto en colaboración con investigadores japoneses, que podrá contar con financiamiento del gobierno japonés.
Según Hayashi, la hipótesis más aceptada por la ciencia para los casos de esquizofrenia y bipolaridad está asociada al desequilibrio de la dopamina (neurotransmisor cerebral), tanto que los principales antipsicóticos son moduladores de la dopamina.
“Se sabe que el uso de drogas ilícitas como el crack momentáneamente promueve el desequilibrio de este neurotransmisor, aumentando la liberación de dopamina. Por esta razón, los consumidores de crack en crisis tienen síntomas similares. Sin embargo, las personas con esquizofrenia o bipolaridad también tienen alteraciones genéticas además de desequilibrio químico en el cerebro. Por esta razón, también estudiamos a los usuarios de crack”, afirmó.
Por medio de técnicas de bioinformática e inteligencia artificial, el equipo formado por investigadores brasileños y japoneses pretende identificar las vías involucradas en estas enfermedades. “Aún cuando los motivos de origen genético que llevan al individuo a ser esquizofrénico o bipolar sean reconocidos, se trata de genes comunes a distintos trastornos mentales. Al identificar esas vías metabólicas exclusivas para cada enfermedad, será posible futuramente, mejorar el tratamiento”, dijo. Pero los investigadores reconocen también que aún son necesarios muchos estudios y trabajos para que se pueda efectivamente emplear esto en la clínica y poder ayudar realmente a esos pacientes.
El artículo “Peripheral biomarkers allow differential diagnosis between schizophrenia and bipolar disorder“ (doi: 10.1016/j.jpsychires.2019.09.009), de Ljubica Tasic, Acioly L.T.Larcerda, João G.M.Pontes, Tássia B.B. C.da Costa, João V.Nani, Lucas Gelain Martins, Leonardo A.Santos, Marielle F.Q.Nunes, Marcelo P.M.Adelino, Mariana Pedrini, Quirino Cordeiro, Felipe Bachion de Santana, Ronei J.Poppi, Elisa Brietzke y Mirian Akemi Furuie Hayashi, puede leerse en www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0022395619305205.
Fuente: Agencia FAPESP – Brasil