Un equipo del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, en colaboración con el Hospital Universitario 12 de Octubre (ambos centros adscritos a la Universidad Autónoma de Madrid), en España, halló que la sustitución del acetato por citrato en los pacientes en diálisis no solo podría mejorar su bienestar general, sino que además podría evitar la formación de las calcificaciones vasculares.
Las células producen y liberan a la sangre sus desechos, que son filtrados y eliminados a través de la orina gracias al riñón. Cuando el riñón deja de funcionar, estas toxinas no pueden ser eliminadas y se produce un “envenenamiento” del organismo que origina un envejecimiento acelerado. La principal consecuencia de la acumulación de estos desechos es la reducción del pH sanguíneo, que se conoce como acidosis.
Para contrarrestar la acidosis, durante la sesión de diálisis se utiliza bicarbonato, una sustancia que incrementa y mantiene el pH sanguíneo en valores normales. Pero para evitar la formación de precipitados de calcio y magnesio en el líquido de diálisis, el bicarbonato contiene acetato, sustancia que mantiene el pH del fluido de diálisis dentro del rango óptimo.
“El citrato, al igual que el bicarbonato, es un buen regulador del pH y tiene además la propiedad de ‘secuestrar’ al calcio y por tanto evitar la formación de calcificaciones en el sistema vascular”, explica el Dr. Villa-Bellosta. Por otra parte, durante la sesión de diálisis estándar (con bicarbonato-acetato), la concentración de citrato en sangre se reduce a la mitad; por el contrario, la concentración de citrato en plasma incrementa 5 veces cuando se utiliza bicarbonato-citrato.
Fuente: Europa Press