Un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard (Inglaterra) y del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en el que participa también el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba, España (Imibic) desarrolló un inyector inteligente, bautizado como i2T2, que detecta cambios en la resistencia de los tejidos para poder administrar medicamentos de manera adecuada y segura en espacios del cuerpo humano difíciles de alcanzar.
Según ha detallado en una nota de prensa el Imibic este sábado, los resultados de este trabajo de investigación preclínica se han publicado en la revista ‘Nature Biomedical Engineering’.
En dicha publicación, el autor principal y coordinador del trabajo, Jeff Karp, afirma que acceder a ciertos tejidos usando una aguja convencional “puede ser difícil” y “con frecuencia requiere un profesional altamente cualificado”. Por tanto, en el último siglo, en el cual ha habido “una mínima innovación en torno a la aguja”, han visto la creación del i2T2 como “una oportunidad para desarrollar mejores dispositivos que fueran más precisos”.
“Buscamos lograr un mejor acceso a los tejidos, manteniendo al mismo tiempo un diseño lo más simple posible para facilitar su uso”, afirmaKarp, quien también es profesor en Brigham and Women’s Hospital, en Boston, (Estados Unidos) y en la facultad de Medicina de Harvard.
El Imibic ha resaltado que la respuesta del inyector “es instantánea”, lo que permite un mejor acceso al tejido diana, “reduciendo al mínimo” la posibilidad de inyectar en otro lugar diferente al tejido deseado.
El i2T2 se ha probado ya en tres modelos animales para valorar la capacidad de este inyector inteligente de alcanzar con exactitud el SCS, el espacio epidural –en el canal vertebral, usado para aliviar el dolor durante el parto–, el espacio peritoneal –en el abdomen–, y el espacio subcutáneo –entre la piel y los músculos–.
Los investigadores determinaron que el i2T2 previno lesiones al evitar sobrepasar el tejido diana, permitiendo el suministro de la medicación con precisión en el lugar deseado, sin ningún entrenamiento adicional o técnica especializada.
En relación con el espacio supracoroideo, en modelos preclínicos, se consiguió una alta concentración de contraste en la sección posterior del ojo, lo que indicó que la carga se había inyectado en la ubicación correcta. Los investigadores también demostraron que el inyector podría suministrar células madre a la parte posterior del ojo, lo cual “podría ser útil para facilitar la aplicación de futuras terapias regenerativas a nivel retiniano”, ha concluido el Imibic.
Fuente: Europa Press