Impulsan un acuerdo global para minimizar los factores de riesgo

Compartir

Fija nueve metas concretas para 2025. La OMS lo tratará en mayo.
Las enfermedades cardiovasculares se llevan la vida de 17,3 millones de mujeres y hombres en el mundo, y representan el 30% de las muertes totales. Según los cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la agencia sanitaria de la ONU, las muertes por cardiovasculares aumentarán a 25 millones de casos anuales para el año 2030 si no se adoptan medidas urgentes de políticas públicas y cambios individuales. Por esto, la agencia impulsa un acuerdo global con 9 metas específicas que será tratado en la asamblea anual en mayo próximo.
El gobierno de cada país deberá comprometerse a llevar adelante acciones concretas para que menos personas sufran discapacidad o mueran por ataques cerebrovasculares (más conocidos como ACV), infartos, hipertensión y otros problemas. El acuerdo prestará atención especial a los países de bajos y medianos ingresos, que están más afectados. El 80% de las muertes cardiovasculares que ocurren se producen en esa lista de países, que incluye a Argentina.
Las metas del acuerdo global de la OMS se fijarán para ser alcanzadas en el año 2025, y si efectivamente se logran reducirán las muertes globales prematuras por enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes y enfermedades pulmonares crónicas en un 25%. Consisten en realizar acciones para reducir el sedentarismo en un 10%, el consumo de alcohol en un 10%, la ingesta de sal en las comidas en un 30%, y el consumo de cigarrillos y otras formas de consumo del tabaco en un 30%. También se pretende bajar en un 30% la presión arterial elevada, y que los casos de diabetes y obesidad no aumenten.
El acuerdo mundial apunta a los factores de riesgo ya que las causas más importantes de las enfermedades cardiovasculares son una dieta no saludable, la inactividad física, el consumo de tabaco y el consumo nocivo de alcohol. Esos factores son responsables de un 80% de los casos de infartos y ataques cerebrovasculares.
A las autoridades de los sistemas de salud de cada país se les establecerá la meta de aumentar en un 80% la cobertura sobre medicinas esenciales para las enfermedades y el acceso a tecnologías. También se les exigirá el compromiso de subir en el 50% el acceso de la población a la atención médica. Todas las metas fueron elaboradas en base a evidencias científicas. “La visión detrás del plan de acción –sostuvo la OMS– es de un mundo en el que todos los países sostengan sus compromisos políticos y financieros para reducir la carga global evitable y el impacto de las enfermedades no transmisibles, para que las poblaciones alcancen estándares altos de salud y productividad a cada edad y para que las enfermedades no transmisibles no sean más una barrera hacia el desarrollo socioeconómico”.
Piden más control a las alimenticias Las empresas de alimentos, bebidas y alcohol están utilizando estrategias similares a la industria del tabaco para debilitar las políticas de salud pública y deberían ser reguladas, advirtieron expertos en el tema a través de un artículo publicado en la revista The Lancet. También señalaron que la negociación con empresas multinacionales sobre sal, grasas y niveles de azúcar o la inclusión de etiquetas con las cantidades de alcohol y calorías –como lo hizo el gobierno de Inglaterra– no funcionará. “La autorregulación es como dejar que los ladrones instalen nuestras cerraduras”, dijo al periódico The Guardian el profesor Ron Moodie, de la Universidad de Melbourne. “Uno se siente seguro, pero no lo está”, agregó.
Moodie y sus colegas sostuvieron las empresas de alimentos y bebidas deberían ser tratadas como la industria del tabaco y no deberían intervenir en la formulación de políticas nacionales o internacionales de salud. Afirmaron que “la regulación, o la amenaza de la regulación, es el único modo de cambiar a estas corporaciones transnacionales”. Encontraron evidencia de que las empresas construyen “relaciones institucionales y financieras con profesionales de la salud, ONG, agencias sanitarias nacionales e internacionales”.
Advertencia sobre los alimentos “diet” En Argentina se dieron a conocer a mediados de la década del ochenta y desde entonces no paran de crecer. Los alimentos “light” o “diet” están en todas las góndolas desde hace rato, lo que llevó a que los consumidores suelan relacionar lo “dietético”, “light” o “diet” con productos pensados para regímenes de reducción de peso. Sin embargo, no siempre es así. Para evitar confusiones, el Ministerio de Salud de la Nación recordó ayer que hay una resolución que reglamenta el uso de la Información Nutricional Complementaria (INC) de los alimentos, su rótulo y su publicidad.
La Resolución Conjunta número 40/04, en vigencia desde agosto de 2004, admite el uso de la palabra “light”, para diferenciar alimentos que poseen determinadas características de otros similares. Por su parte, la palabra “diet” no fue incluida dentro de los términos permitidos para declarar en la INC, para evitar confusión entre los consumidores.
El atributo “light” puede aplicarse al valor energético, carbohidratos, azúcares, grasas totales, grasas saturadas, colesterol y sodio. Así, un alimento solamente puede consignar en su rótulo y en su publicidad la palabra “light” si cumple con el atributo “bajo” especificado en la norma o bien si fue reducido en un mínimo del 25 por ciento en su ciento en su contenido energético.
 

Bajaron sólo 6% las muertes por enfermedades del corazón

Son datos de los últimos 10 años del Ministerio de Salud. De 1991 a 2001 habían descendido 22%. La mala alimentación, el sedentarismo y el cigarrillo, entre otros hábitos nocivos, explican el freno.
La muerte por enfermedades cardiovasculares sigue golpeando fuerte en la Argentina. Durante la última década, la tasa de mortalidad por esos trastornos, que incluyen infartos, ataques cerebrovasculares, hipertensión y arritmias, sólo bajó el 6%, según el registro de estadísticas vitales del Ministerio de Salud de la Nación. En la década anterior, esa tasa en baja fue más pronunciada: se redujo en un 22%.
Una diferencia que marca una tendencia hacia el achatamiento en la reducción de las muertes, a pesar de que durante la misma época se desarrollaron y mejoraron diversas tecnologías para el diagnóstico y se amplió la batería de tratamientos.
En números brutos, en 2011 fa- llecieron 96.494 argentinos por al- gún problema cardiovascular. Esto representa una tasa de 236 muertes por cada 100.000 habitantes.
“La tasa de mortalidad por enfermedades cardiovasculares tiende hacia el achatamiento, y esto se debe una multiplicidad de factores de riesgo que operaron durante las cuatro décadas anteriores”, explicó a Clarín el cardiólogo Daniel Ferrante, coordinador del programa de Prevención y Control Cardiovascular de la cartera de salud.
El consumo de alimentos con mucha grasas no saludables y de bebidas azucaradas (como las gaseosas), el escaso consumo de frutas y verduras y la ingesta excesiva de sal son los problemas que desde el rubro de la alimentación contribuyen a más enfermedad cardiovascular. También Ferrante mencionó el aumento del parque automotor que llevó a que la gente se volviera más sedentaria y las urbanizaciones que dejaron pocos espacios para la actividad física.
Todo repercutió en más casos de obesidad y diabetes tipo 2, que también pueden llevar a la muerte cardiovascular. “El consumo del tabaco bajó un poco, pero aún su efecto es limitado”, agregó. De acuerdo con la última En- cuesta Nacional de Factores de Riesgo (se hizo en 2009 y se haría de nuevo este año) el 53,4% de la población adulta de la Argentina tiene exceso de peso u obesidad, el 34,8% tiene presión arterial elevada, el 54,9% no realiza suficiente actividad física y sólo el 4,8% ingiere diariamente la cantidad recomendada de frutas y verduras.
El 25,4% agregaba siempre sal a las comidas, con un incremento significativo en relación con 2005, cuando lo hacía el 23,1%. “Se trata de una situación preocupante porque la encuesta señaló que los factores de riesgo empeoraron”, sostuvo Jorge Lerman, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina, que es el brazo hacia la comunidad de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).
Lo interesante es que se puede esquivar a la muerte cardiovascu- lar. Desde lo individual, y desde lo colectivo. “Desde la Sociedad Argentina de Cardiología nos comprometimos a bajar la mortalidad en un 20% para el año 2020, y damos charlas y talleres en empresas, clubes barriales y deportivos, e instalamos carpas en plazas, entre otros lugares, para que la comunidad conozca su salud cardiovascular: es básico que cada uno sepa cuál es su presión arterial y sus niveles de colesterol y glucemia. También damos cursos de resucitación cardiopulmonar, que permiten salvar la vida de otras personas”, contó Lerman.
Desde el Ministerio de Salud, el secretario de promoción y progra- mas sanitarios, Máximo Diosque, comentó: “La Argentina está atravesando la transición epidemiológica, que significa menos casos de enfermedades infecciosas y más casos de enfermedades cardiovasculares. Frente a eso, ahora hay mejor información e intervenciones, como los convenios con las empresas para bajar la sal en alimentos procesados y en panaderías. Otras medidas son la modificación del Código Alimentario ­que hará que en 2014 los alimentos no tengan grasas trans­ y los programas que alientan la actividad física”.
También la reglamentación de la ley nacional de control tabaco ayudaría mucho. Un estudio publicado en la revista Tobacco Control y realizado por investigadores del Centro de Estudios de Estado y Sociedad, de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad de California, demostró que si la ley (que fue sancionada por el Congreso argentino en junio de 2011) fuese reglamentada y entrase completamente en vigencia se evitarían 7.500 muertes por enfermedades cardiovasculares, 16.900 infartos y 4.300 accidentes cerebrovasculares en los próximos 8 años.
Fuente: Diario Clarín


Compartir
Scroll al inicio