Ser pobre es mucho más que andar con la billetera vacía. UNICEF lo entendió de esta manera y acaba de lanzar un nuevo índice para medir la pobreza infantil en la Argentina. Sobre la base de un cruce de datos oficiales determinó que, en 2015, el 30% de los chicos y chicas argentinos vivían en condiciones de pobreza al tener en cuenta distintas variables no monetarias, el método clásico para determinar quién es pobre. En total, son 4 millones entre recién nacidos y los 17 años que experimentan privaciones en sus derechos y un futuro con menos posibilidades. Un 8,4% de ellos –unos 350 mil– viven en la pobreza extrema, asegura el informe. La infancia en emergencia es la postal de 2015 que da cuenta el documento de UNICEF Argentina, el fondo de las Naciones Unidas (ONU) para la niñez, presentado ayer. Las variables que toman para determinarlo son diez indicadores relacionados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Convención sobre los Derechos del Niño. Ellos son nutrición, salud, educación, información, saneamiento, vivienda, ambiente, violencia, trabajo y juego e interacción. Lo relevante del trabajo es que esos datos son tomados de información oficial, la de la Encuesta Permanente de Hogares de INDEC del año pasado. Lo novedoso es que la pobreza fue medida en términos no monetarios. Es decir que, en caso de que se logre reducir la inflación y el poder adquisitivo mejore la situación de los hogares, ellos seguirán siendo pobres porque se trata de una situación estructural.
En ese panorama se destaca que la vulnerabilidad de la infancia y adolescencia todavía tiene una asignatura pendiente. El informe alerta que si bien la Asignación Universal por Hijos (AUH) ayudó a mejorar las condiciones de la infancia en la Argentina y sacó a un gran número de chicos de la pobreza, esta no llega a todos. UNICEF informó que hay todavía un millón y medio de chicos que sufren pobreza multidimensional que no reciben esta ayuda. Son el 45% de los chicos pobres. Entre las explicaciones de este déficit aparecen la falta de DNI; de información sobre el programa o porque los chicos no cumplen condiciones que se exigen para recibir la AUH como la pertenencia al sistema educativo.
“El estudio permitió determinar que el 30% de los chicos en la Argentina son pobres y además saber cuáles son las características que explican esa pobreza, su nivel de intensidad”, explicó a Clarín Sebastián Waisgrais, especialista en Monitoreo y Evaluación de UNICEF Argentina, a cargo del trabajo junto a los economistas Jorge Paz, por el IELDE de Salta, y Javier Curcio, consultor de UNICEF.
Esta es la primera vez que el organismo realiza un estudio para medir la pobreza con múltiples dimensiones. “Lo que pudimos ver con estudios similares del pasado, como el de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) del 2010 es que hubo un crecimiento de este tipo de pobreza. En ese año era de 25%”, dijo Waisgrais. “El punto destacable es que al medir las privaciones y obtener un índice de pobreza multidimensional es que se logra información vital para desarrollar políticas pública”, sostuvo Waisgrais.
Con el panorama de la infancia y adolescencia en claro, desde UNICEF piensan en una serie de recomendaciones. Una de ellas es que el Estado debe encargarse de las mediciones de este tipo de fenómenos para poder evaluar el resultado de las políticas públicas. La otra es la necesidad de trabajar haciendo intervenciones directas en el área de salud o educación para resolver problemas concretos, pero también generar políticas integrales que tengan en cuenta la complejidad del fenómeno desde la violencia hasta el hogar.
Para la UCA, el 60% vive en situación precaria
El apagón estadístico, que comenzó a principio de 2007 con la intervención del INDEC por parte del gobierno kirchnerista, dejó a oscuras la situación social argentina. Cómo afecta la pobreza a la niñez y adolescencia es un interrogante en el campo social. El Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, que depende de la Universidad Católica Argentina, es una de las pocas usinas de datos. En 2015 determinó que un 60% de la infancia urbana se encontraba privada del ejercicio de al menos de uno de los derechos básicos (vivienda, saneamiento y alimentación). Un 18,3% sufría carencia en aspectos severos de estos derechos. El informe estimó que 2,2 millones de niños de la zona urbana no se encontraban protegidos por ningún sistema de seguridad social. Asimismo, determinó que el 21,5% de la infancia y adolescencia pertenece a hogares que tienen dificultades económicas para acceder a los alimentos.
El método
El estudio “Bienestar y Pobreza en niñas, niños y adolescentes en Argentina” de UNICEF tomó los datos de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC de 2015 también usó la Encuesta de Indicadores Múltiples por Conglomerados de 2012. Una muestra de 25.000 hogares de todo el país. La metodología, desarrollada con la Universidad de Oxford, fue aplicada por UNICEF y el Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico de la Universidad Nacional de Salta.
Fuente: Clarin