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Se autoriza cada vez en más países. Pero el tema todavía está ausente en la agenda legislativa local.
Tras décadas de demonización, la planta de marihuana reconfigura lentamente su posición ante la mirada humana y médica. Durante los últimos 20 años, 23 estados de EE.UU. y numerosos países como Austria, Uruguay, Canadá, Finlandia, Alemania, Chile, Israel o Colombia han avanzado en la legislación que permite el cultivo para uso medicinal del cannabis. Sin embargo, en Argentina la situación todavía parece estar lejos de la discusión en los poderes Ejecutivo y Legislativo, a pesar de que existen varios proyectos de ley. |
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El primer avance al respecto lo dio la Facultad de Medicina de la Universidad de La Plata al permitirle a Marcelo Morante, del Departamento de Medicina del Dolor, empezar a trabajar en la investigación de la planta para sus aplicaciones como paliativo en diversas enfermedades, desde el cáncer o el VIH, hasta la epilepsia infantil o la esclerosis múltiple. Sin embargo, al ser ilegal el cultivo o la importación, se hace difícil su estudio.
A mitad del año pasado, el juez porteño Guillermo Scheibler, aceptó el recurso de amparo puesto por Alejandro Cibotti, un enfermo de VIH que pedía autorización para tener sus propios cultivos y evitar problemas legales. En su caso, el uso de marihuana hizo que abandonara el cocktail de retrovirales casi por completo y se olvidara del dolor. Sin embargo, el Gobierno porteño apeló el fallo y su caso sigue en litigio.
Fuentes consultadas por Clarín, adelantaron que en el Ministerio de Salud nacional estudian la posibilidad de permitir la importación de medicamentos a base de marihuana o del aceite de cannabis.
Pero lo más llamativo sucede en el pueblo bonaerense de General La Madrid. Allí, el actual intendente, Martín Randazzo, directamente propuso que el Estado le permita cultivar e investigar la planta específicamente para casos de niños con epilepsia refractaria como el de Josefina. “Queremos ser el primer pueblo de la Argentina que haga un ensayo clínico y produzca marihuana medicinal. Estamos preparados y debemos tomar los ejemplos de Chile o Uruguay y avanzar por el bien de muchas familias”, explicó Randazzo, jefe comunal y médico cirujano de 44 años, quien además sueña con que la planta sea parte de los tratamientos paliativos que brinda el hospital de La Madrid.
Randazzo tiene una mirada informada y desprejuiciada respecto de la marihuana: “Los componentes de esta planta son importantes para lo que brinda. Eso es algo que nos enseña a los hombres, podemos hacer lo mismo y aprender de ella. Como dice el Pepe Mujica, el cannabis se las trae”.
Fuente: Clarin |
“La marihuana le permite vivir a mi hija; debería poder usarla mucha gente más” |
Laura Alasi consiguió que el Estado la autorice a importar aceite de cannabis para aliviar la grave epilepsia que sufre su hija Josefina, de tres años. Un caso que genera debate por el uso medicinal de la marihuana. Josefina sufría cientos de convulsiones por día. Tenía 7 meses de vida y los neurólogos le habían diagnosticado un tipo de epilepsia refractaria infantil grave conocida como síndrome de West. El infierno en el que cayó la beba era una seguidilla de 30 espasmos durante media hora 20 veces cada día. Traducido en su cuerpo: shocks eléctricos que la hacían retorcerse o le tiraban los ojitos para atrás o le quitaban el aire. O todo junto. Para combatirlo necesitó una batería de hasta 10 medicamentos y una dieta pasada de grasas. Nada sirvió. Fueron dos años dantescos para la familia Vilumbrales. Hasta que un día, gracias al comentario que alguien le hizo en un pasillo de hospital del Fleni, Laura y Fernando, sus padres, se toparon con el dato del aceite de cannabis. Y les cambió la vida. El extracto concentrado de la planta milenaria (cuyo cultivo está aún prohibido en Argentina) produjo el “milagro”. Ahora Josefina, que tiene tres años, redujo a dos las pastillas y las convulsiones diarias no llegan ni a 20.
ANDRES D´ELIA
EN FAMILIA. JOSEFINA, EN BRAZOS DE SU PAPA FERNANDO Y CON SU MAMA LAURA Y SU HERMANO FACUNDO.
Existen cientos de casos parecidos al de esta nena en Argentina. Con síndrome de West, con cáncer, con fibriomalgia y otras enfermedades. Alrededor de estas historias se mueve una rueda solidaria de cultivadores y enfermos que comparten cannabis y producen sus aceites para los tratamientos, que muchos médicos aceptan y apoyan. Pero como todo eso no deja de ser ilegal, un día los padres de Josefina decidieron luchar por la vida de su hija por el camino más difícil: el de involucrar al Estado.
Así, tras meses de insistencia, los Vilumbrales se convirtieron en noviembre de 2015 en los primeros en conseguir que el Gobierno, a través de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), les permitiera importar un aceite de cannabis producido legalmente en Colorado, Estados Unidos. Significa un cambio de paradigma en Argentina, aunque todavía parcial: la ley aún prohíbe el uso medicinal y recreativo de la marihuana y además, aunque se permita su importación, no todos pueden pagar el costo y envío en dólares de un aceite testeado y regulado.
“Es una emoción inmensa. En este difícil camino el aceite le salvó la vida a José”, escribió Laura a un grupo de madres con el mismo drama el día que tuvo el ok deANMAT. Hoy, desde su casa en Villa Gesell, la emoción por el efecto sobre Josefina le dura en la charla con Clarín: “Con el cannabis le cambió el semblante y la conexión con nosotros. Ella está tranquila. Ahora puedo decir que la estamos disfrutando a pesar de todo. Antes, entre los médicos, los hospitales, los viajes a Buenos Aires, ella y su molestia, era todo muy difícil. El cannabis nos da calidad de vida a todos”, describe la mamá, maestra jardinera de 38 años.
La planta de marihuana contiene cientos de componentes químicos, conocidos como cannabinoides. Pero dos sobresalen por su poder: son el THC (siglas de tetrahidrocannabinol) y el CBD o cannabidiol, que produce beneficios farmacológicos, antioxidantes y antiinflamatorios, entre otros. Mientras que muchos médicos lo rechazan, cada vez son más los que aceptan que el CBD trabaja como antiemético, anticonvulsionante, antipsicótico y produce efectos positivos en tratamientos de quicio o aliviando dolores de la esclerosis múltiple.
Los casi 10 antiepilépticos que Josefina llegó a tomar por día aumentaban el riesgo de que contrajera hepatitis, cálculos renales y que se quedara ciega en poco tiempo. Pero los médicos que consultaron sus padres no vieron contraindicaciones en el uso indefinido del cannabis. “Una de sus grandes ventajas es la baja toxicidad. Eso lo convierte en una gran alternativa en los tratamientos crónicos”, explica a Clarín Marcelo Morante, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de La Plata, especialista en el tema.
Ante la nueva situación, los Vilumbrales, con la ayuda de tutoriales de YouTube, empezaron produciendo su propio aceite con dos plantas que les regalaron. El efecto fue sorprendente: “A los 10 días de darle el aceite, José estuvo 6 sin hacer convulsiones. Vino su cumpleaños, lo disfrutó mucho. Con tanta medicación vivía muy molesta. Yo me desbordaba. Pero con esto estaba tranquila. A pesar de que no habla, sus ojos ahora transmiten paz”, se emociona Laura.
Pasado un tiempo, se toparon con el problema que tienen todos los usuarios medicinales en el contexto de ilegalidad: el aceite se acaba y las plantas no se consiguen (o es un riesgo tenerlas). Laura y Fernando decidieron importar el aceite de manera clandestina. Ese frasco, que ahora traen por derecha, les sirve para 6 meses de tratamiento, con resultados que a ellos, que nunca le pasaron ni cerca a un porro, les sorprende: “Es un paliativo maravilloso. Estoy pensando en que empiece el jardín. Es otra vida. De hospital en hospital ¿qué vida podés tener?”.
“Pienso en los nenes que vi en los hospitales, en las mamás sufriendo. Yo no tengo miedo, de leyes entiendo cero y si tenía que ir presa iba presa. Pero a mí me impulsó el coraje, que sea posible para mucha gente”, relata sobre la decisión de pedirle al Estado abiertamente el permiso y pide para que de una vez por todas el Congreso discuta el acceso seguro a la sustancia para uso médico.
“Necesitamos que se estudie, se legalice. La planta es maravillosa, no podemos negar eso y no podemos permitir que los médicos dejen desamparados a los padres. Es un vacío que no está bueno”, enfatiza Laura ante la mirada amorosa de su hijita. Quizá por eso ella la observa, hace un silencio y reclama: “La marihuana le da la vida a Josefina, y tiene que ser así para todos”.
Fuente: Clarín |