![]() En la enfermería detectaron que ampollas de un anestésico habían sido abiertas y “rebajadas” con agua. Los recipientes fueron secuestrados por la Justicia. Seis personas bajo sospecha. |
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La Justicia de Cipolletti secuestró en el hospital siete ampollas de un anestésico cuyo contenido había sido adulterado. La denuncia fue impulsada desde el sector de enfermería cuando uno de los trabajadores advirtió que los frascos “estaban rebajados con agua”. Aparentemente se llevaron una sustancia derivada del opio, que sirve para producir drogas y genera adicción.Ayer, el director del nosocomio Carlos Lasry se limitó a confirmar la denuncia, explicó que rige el “secreto de sumario” y deslizó que, como mínimo, hay seis personas bajo sospecha. Extraoficialmente se supo que la semana pasada, en un discreto procedimiento, un fiscal incautó las siete ampollas y corroboró, por los análisis químicos, que los frascos contenían agua (había pequeñas cantidades del anestésico) y que habían sido sellados con un pegamento de uso comercial.
Ahora se sospecha que él o los autores robaron el contenido de las ampollas porque se trata de un medicamento derivado del opio que es una sustancia con propiedades analgésicas, hipnóticas y narcotizantes cuyo consumo puede provocar dependencia. El caso está siendo investigado bajo una celosa reserva, tanto que las fuentes consultadas ni siquiera quisieron revelar el nombre del fiscal que autorizó el procedimiento. Sin embargo, personas con acceso directo a la causa, confirmaron la denuncia. “No queremos generar ni conmoción ni pánico entre los pacientes, el contenido de las ampollas ya fue secuestrado y el resto de los medicamentos están en óptimas condiciones”, confió un enfermero. Dos antecedentes En Río Negro existen dos graves antecedentes que ocurrieron con medicamentos adulterados. La muerte de Verónica Díaz el 23 de diciembre de 2004 tras recibir una inyección de Yectafer ante una aparente anemia comenzó a ser investigada, al principio, en Viedma hasta que en 2006 pasó a la órbita federal. El juez federal Norberto Oyarbide dio por concluida la investigación y, el año pasado, todo hacía pensar que se conocería la elevación a juicio con los 15 imputados. Sin embargo eso no sucedió y tampoco se conocieron más novedades. Los procesados son personas de un laboratorio de Buenos Aires, donde se producía el Yectafer, a quienes le atribuyeron la figura de “asociación ilícita” para “envenenar, adulterar y falsificar” medicamentos. El 14 de mayo de 2005, Ángela Peralta, una joven embarazada, recibió otra dosis de Yectafer adulterado en el hospital de Cinco Saltos. Por ese inyectable casi pierde su vida y la de su bebé, que estaba en la semana 26ª de gestación. Ella estuvo al borde de un transplante hepático, en terapia intensiva. Y su hijo Maximiliano, que nació con apenas 1, 3 kilos, debió luchar durante cuatro meses en el Hospital Italiano de Buenos Aires. Este año, la farmacia del hospital de Cipolletti también quedó en el centro de las sospechas luego de que se denunciara que en la cárcel “se conseguíanmedicamentos con recetas truchas”. Aparentemente los presos, o alguien que les prestaba colaboración, utilizaban un sello del hospital para conseguir pastillas que luego comercializaban intramuros. Esa investigación está en manos del fiscal Martín Pezzetta. Fuente:
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