"Los seres humanos somos unos genios"

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Es uno de los autores más reconocidos en las neurociencias. Explica qué es la conciencia y cuáles son sus enfermedades.

Desde hace casi 30 años se dedica a desentrañar los misterios del cerebro, o como él prefiere llamarlo, “la caja negra”. Stanislas Dehaene, matemático francés, experto en el estudio de las bases cerebrales de las principales operaciones intelectuales humanas, dedica su vida a estudiar de qué forma aprendemos, de qué se trata eso que llamamos conciencia, cómo elaboramos pensamientos, qué sucede cuando leemos, y cuando soñamos entre otras temáticas que llaman la atención hasta de los menos curiosos.
El profesor del Collège de France, donde inauguró la cátedra de Psicología Cognitiva Experimental, es uno de los autores más destacados en el campo de las neurociencias. Entre los libros publicados se encuentran: “El sentido de los números”, “El cerebro lector” y de sus obras más recientes “Aprender a Leer y La conciencia en el cerebro”, bajo el sello de Siglo XXI Editores. De lectura atrapante, Dehaene sabe de forma exacta cómo guiar un viaje alucinante a través de los laberintos de la mente humana.
La conciencia suele considerarse como algo abstracto. Sin embargo, el experto explica que la conciencia no es nada abstracta.

–¿Qué es la conciencia?
–Es un sistema para compartir información, un dispositivo que nos permite prestar atención a una porción de información y mantenerla activa dentro de este sistema de transmisión. A través de la conciencia se comparte información por todo el cerebro. En nuestra mente retenemos todo aquello de los que nos volvemos conscientes. La ciencia actual distingue tres conceptos que nos permiten hablar de la conciencia y son: el estado de vigilia (varía cuando estamos dormidos o despiertos), la atención, el acceso consciente que es que a lo que se le presta atención ingresa a nuestra percepción consiente y se pueda comunicar a otros.
–¿A partir de qué momento el ser humano comienza a ser consciente?
–Es un gran interrogante, pero gracias a los medidores de conciencia que utilizamos podemos decir que a los dos meses las marcas de la conciencia están presentes, por lo menos es lo que pudimos probar hasta el momento, aunque también podría estar presente desde el primer minuto a partir de la llegada al mundo, esto aún no pudimos probarlo. Sí sabemos que a los dos meses existen marcadores y la velocidad de acceso a la conciencia es mucho más lenta. Además, sabemos que a partir de los 5 meses, comienzan a poseer consciencia visual, es decir, la capacidad para ver y recordar lo que vieron.
–¿Nuestra conciencia acerca de nosotros mismos y de nuestro alrededor ha evolucionado?
–Absolutamente y permanece en evolución constante. Existen dos niveles de evolución de la consciencia. En primer lugar, la habilidad de obtener información y compartirla, que podemos compartir con otros mamíferos como los primates y las ratas. El segundo nivel es la facultad de ser consciente de que uno es consciente. Es decir, sabemos que sabemos. En algunos experimentos con delfines, se demostró que manifiestan confianza en algunas habilidades por lo que se cree que saben que saben, y en cambio muestran duda cuando no saben. Los seres humanos somos unos genios. Sabemos que antes no sabíamos y que sabemos, pero sobreestimamos mucho nuestra conciencia, ya que hay operaciones que podemos hacer sin acceso a la conciencia, por ejemplo la toma de decisiones en base a una pre ponderación de la evidencia.
–¿La persona que se encuentra en coma o estado vegetativo puede permanecer consciente de lo que ocurre a su alrededor?
–Por suerte hoy en día poseemos suficiente conocimiento sobre las marcas de conciencia. Está demostrado que entre un 15 a 20 por ciento de las personas en estado vegetativo pueden estar conscientes. No ocurre lo mismo en el estado de coma (sueño profundo) las marcas de la conciencia desaparecen, y mucho menos en los casos de muerte cerebral. Las neuritecnologías futuras cambiarán para siempre la manipulación clínica de las enfermedades de la conciencia. En las unidades de cuidados intensivos del mundo, la mitad de las muertes son resultado de una decisión clínica de retirar el soporte vital, de ahí la importancia de detectar su conciencia residual. Los neurólogos están logrando avances significativos en la identificación de los estados conscientes.
–¿Cuáles son las enfermedades de la conciencia?
–La esquizofrenia altera la integración consciente del conocimiento en una red coherente de creencias, lo que causa delirios y confusiones. Se transforma en un trastorno de las conexiones de larga distancia que transmiten señales por toda la extensión del cerebro y forman el sistema del espacio de la conciencia.
–¿Se ha probado que ante situaciones irresueltas, problemas y hasta cálculos difíciles de resolver el consejo es dormir?
–Absolutamente. Es uno de los consejos. Durante el sueño nuestro cerebro no está en descanso, sigue trabajando, por lo que aparecen patrones de actividad que tienen que ver con lo que sucedió durante la vigilia. De ahí, la importancia que el descanso tiene para el aprendizaje, existen pruebas de que se pueden encontrar regularidades de la información. En los niños, el dormir, es tres veces más importante y se aconseja que alternen periodos de aprendizaje seguidos de sueño. Las siestas resultan esenciales.
–¿Cómo aprendemos a leer?
–Aprender a leer no es nada fácil. Se modifican nuestros circuitos mentales. Se realiza un reciclaje neuronal de la corteza y de esa forma se reorientan las preferencias hacia la forma de las letras y de sus combinaciones. Incluso el aprendizaje de la lectura hace aumentar las respuestas a las palabras escritas, pero a la vez, se comprobó que disminuye la respuesta a lo que no es escritura como el reconocer los rostros.
–¿Cree que es el correcto el sistema que usamos hoy para aprender a leer?
–Hay mucha diversidad y desorientación entorno a cómo enseñar. En Francia, se utilizan métodos mixtos de enseñanza de la lectura, tanto metodologías fonéticas como del lenguaje verbal, pero no se sabe cuál es mejor. Hay que seguir mejorando.
–¿Cuál cree que es el futuro del aprendizaje en las escuelas?
–Creo que los chicos pueden aprender más. Subestimamos lo que pueden hacer, y definitivamente tienen mucha más capacidad que para lo que se les enseña en las escuelas. Se ha demostrado que aún antes de los 5 años los chicos pueden aprender a leer. Estoy seguro que en el futuro habrá nuevas técnicas que ayudarán a que los chicos aprendan más rápido. Es necesario crear un código visual eficaz de la escritura para que ocurra una transformación profunda. Exponer al niño a letras no es suficiente. La enseñanza sistemática de la correspondencia entre letras y sonidos de la lengua es lo que transforma el circuito cortical de la lectura. Es importante tener en cuenta la autonomía del niño y el placer de comprensión antes que la precisión con que se decodifica cada una de las palabras. Dejar atrás la lectura global y prestar atención a los componentes elementales de las palabras es esencial para aprender. Además hay que facilitar la automatización de la lectura mediante la práctica cotidiana y la solvencia de los adolescentes en la comprensión de los textos depende de la frecuencia y la intensidad de las lecturas de su infancia.
–¿En que está trabajando en la actualidad?
–Estoy trabajando en la hipótesis de que el cerebro humano es único porque posee un tipo de conciencia único. Estamos investigando sobre el lenguaje y su procesamiento pero también estructuras no lingüísticas como el procesamiento matemático, y trabajamos en un proyecto tecnológico para medir a tiempo real las marcas de la conciencia, ya que pensamos que pueden existir momentos en los que una persona está más consciente que en otros.

Fuente: Tiempo Argentino


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