Juan Manuel Rodríguez, jefe del Área de I+D en Biofármacos del Laboratorio Pablo Cassará, recibió el Premio a la Investigación en Vacunas en la Conferencia sobre Salud Mundial del Américas 2024. Los detalles del desarrollo del primer inoculante argentino contra el COVID-19.
La ciencia argentina recibió un nuevo reconocimiento mundial. Desde el Laboratorio Pablo Cassará, Juan Manuel Rodríguez, quien lidera el equipo de tecnología por el desarrollo de la vacuna ARVAC y es jefe del Área de I+D en Biofármacos del Laboratorio Pablo Cassará, recibió el Premio a la Investigación en Vacunas en la Conferencia sobre Salud Mundial del Américas 2024, que se llevó a cabo en Florida, Estados Unidos.
Se trata de uno de los científicos creadores de la vacuna ARVAC Cecilia Grierson contra el COVID-19 que, junto al CONICET y a la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), lograron ser reconocidos a nivel mundial por desarrollar el primer inoculante argentino contra el SARS-CoV-2. Una innovación que fue premiada ante expertos de todo el globo en un congreso internacional.
El evento, organizado por el Consorcio de Salud Mundial y el Departamento de Salud Global de la Facultad de Salud Pública y Trabajo Social Robert Stempel, de la Universidad Internacional de Florida (FUI, por sus siglas en inglés), busca premiar plataformas innovadoras y colaborativas para el intercambio de conocimientos y la creación de capacidades.
La Universidad Internacional de Florida (FIU) ha sido destacada como la mejor universidad del estado de Florida, según el Washington Monthly. En su Guía y Clasificación Universitaria anual, esta institución se posiciona también en el tercer lugar a nivel nacional entre las mejores universidades públicas de Estados Unidos. Este reconocimiento pone de relieve no solo su excelencia en la investigación, sino también los esfuerzos para garantizar el éxito estudiantil, especialmente entre aquellos provenientes de orígenes diversos.
En relación al desarrollo del científico argentino, explicaron los organizadores: “Su distinguido trabajo se destacó entre muchas presentaciones excepcionales, y nos sentimos honrados de reconocer su contribución al campo”.
Rodríguez subió al escenario y agradeció a los organizadores del evento la distinción al afirmar: “Es un honor para mí estar aquí. He preparado unas palabras para expresar el significado de este reconocimiento a este proyecto creado por varias instituciones argentinas que han contribuido al mismo. Me gustaría expresar mi sincero agradecimiento a la Universidad Internacional de Florida, al distinguido miembro del jurado y a los organizadores de esta Conferencia de Salud Global de las Américas”.
Y agregó: “Tengo el privilegio de trabajar como biotecnólogo en una de las pocas empresas de la región que tiene la capacidad tecnológica para desarrollar y fabricar vacunas”.
“Desde el inicio en el apartado de clonación hasta la formulación final del producto, se ha tenido en cuenta el desarrollo completo de una vacuna contra el COVID-19, incluyendo todas las etapas de investigación: la prueba de concepto, los estudios de seguridad en animales, la fase uno, la fase dos y la fase tres, basadas en tecnología de proteínas recombinantes, que se desarrollarán plenamente en Argentina. Actualmente, la vacuna está disponible en las farmacias de mi país”, sostuvo Rodríguez.
Y finalizó: “Mi contribución específica a este proyecto público – privado, consistió en adaptar una idea de investigación para vincular el desarrollo transferible y factible de industrializarse como una biotecnología. Además, del proceso de fabricación y el estándar de buenas prácticas. Las tecnologías desarrolladas permiten la adaptación anual de la vacuna a las nuevas dos variantes circulantes, siguiendo las recomendaciones de la OMS y sumando las ventajas de una tecnología segura con más de 30 años de uso y un excelente historial de tolerancia”.
Un hito científico en Argentina
Tal como publicó Infobae, la creación, desarrollo y abastecimiento de la vacuna argentina es un hito que señala el inicio de la autosuficiencia en un ámbito clave para el país, como es el de la ciencia, en este caso aplicada a la salud.
Gracias a una provechosa colaboración entre los sectores público y privado, así como a la fuerza innovadora de los científicos argentinos, se logró el desarrollo de una inmunización efectiva y el establecimiento de una plataforma para la exportación de conocimientos y tecnología en la región y más allá.
Los desafíos que genera el COVID no se fueron con la terminación de la pandemia decretada oficialmente por la Organización Mundial de la Salud. A cuatro años del comienzo de la misma, el coronavirus SARS-CoV-2 se ha posicionado como el más frecuente entre las infecciones respiratorias de los pacientes que requieren hospitalización, advirtió la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).
En 2023, los fallecidos por causas vinculadas a la COVID-19 superaron en cinco veces a los muertos por gripe, de acuerdo a los datos del Boletín Epidemiológico Nacional del Ministerio de Salud de la Nación.
En una entrevista reciente con Infobae, el director del Laboratorio Cassará, Jorge Cassará, productor de la ARVAC, dijo que el inoculante ya se encuentra disponible en farmacias.
“A diferencia de las vacunas pandémicas de tecnología novedosa, ARVAC se basa en la misma tecnología que utilizamos en la empresa hace 30 años para desarrollar la vacuna AgB contra la Hepatitis B, que se aplica desde esa época en niños recién nacidos. Este tipo de vacunas, basadas en proteínas recombinantes, presentan muy baja reactogenicidad, es decir, lo que la gente percibe como efectos adversos más frecuentes. Esta característica de ARVAC, sumado a su estabilidad a temperatura de 2 a 8 °C, el registro definitivo de ANMAT y su disponibilidad en farmacias hacen que esta sea la vacuna ideal para esta nueva etapa de pospandemia”, resaltó Cassará.
La investigación y el desarrollo de la vacuna ARVAC-Cecilia Grierson es producto del trabajo conjunto de científicos del CONICET, la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y el Laboratorio Cassará. El inmunizante integra las llamadas vacunas de segunda generación o dosis de refuerzo destinadas a personas ya inmunizadas porque aparece en una etapa en la que la mayoría de las personas han recibido una o dos dosis contra la COVID-19.
Se trata del fruto del trabajo articulado de 24 instituciones públicas y privadas, y de más de 10 sitios de investigación clínica. Más de 600 científicos y profesionales, y más de 2 mil voluntarios de todo el país fueron parte de este desarrollo.
La presencia en farmacias de esta vacuna argentina se produce en un contexto en el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara que a pesar del fin de la emergencia de salud pública por la COVID-19, esta patología sigue siendo una prioridad de salud pública global y recomienda una dosis de refuerzo para grupos de riesgo (personas con múltiples comorbilidades, inmunosuprimidas y otros casos) y también para personas mayores de 50 años.
“Los estudios clínicos han demostrado que ARVAC genera seroconversión (anticuerpos) en más del 90 % de los vacunados. Con respecto a la seguridad, no se han observado eventos adversos serios, ni modificaciones de laboratorio de relevancia clínica, y sus efectos adversos locales y sistémicos son muy bajos”, explicó Roberto Gómez, director médico del Laboratorio Pablo Cassará y médico egresado de la UBA.
Actualmente, el virus SARS-CoV-2 sigue mutando y muchas de estas variaciones hacen que escape a la respuesta inmune que se ha generado por la vacuna.
“Por eso, al igual que con el virus de la gripe, ha habido que adaptar la vacuna a nuevas variantes que están circulando, es muy posible que haya que hacer lo mismo con ARVAC periódicamente o cuando aparezca una nueva variante de preocupación. Nuestra vacuna ya está adaptada y el laboratorio está preparado para nuevas adaptaciones si fueran necesarias, estamos en contacto con los centros de vigilancia del virus y ni bien aparece una variante de preocupación que circule en nuestra región comenzamos el proceso de incluirla en la vacuna”, precisó la doctora Juliana Cassataro, directora del proyecto ARVAC e investigadora del CONICET y de la UNSAM.
Los estudios clínicos realizados sobre la vacuna argentina contra la COVID-19 demostraron que ARVAC genera seroconversión —desarrollo de anticuerpos específicos— en más del 90% de los vacunados. En el 92% de los adultos mayores de 60 años, esa seroconversión se produce con un nivel de títulos de anticuerpos neutralizantes que correlacionan con un 90% de protección contra la enfermedad sintomática, según datos de los investigadores.
Es por eso que en la reunión de la Comisión Nacional de Inmunización (CoNaIn) del 11 de abril de este año, se recomendó la incorporación de la vacuna contra COVID-19 al Calendario Nacional de Vacunación (CNV) y considerar el uso de ARVAC según análisis programático. También consideró conveniente unificar las indicaciones de la vacuna antigripal y la vacuna contra coronavirus.