La condición “de venta libre” no significa que se puedan vender en cualquier lugar, sino que se pueden adquirir sin necesidad de receta médica en la farmacia; es decir que el paciente lo pide directamente o se lo recomienda el farmacéutico.
Un medicamento puede curar o aliviar una dolencia, pero cuando la dosis no es la correcta o hay una interacción con otro medicamento, puede ser tóxico, es decir, actúa como un veneno.
Como no hay consulta médica previa, más que nunca en esos casos se necesita el consejo profesional del farmacéutico para su correcta utilización.
Hasta el más común puede provocar sangrado gástrico, daño a los riñones o al hígado si es mal usado.
Además, la composición de los medicamentos necesita determinadas condiciones de cuidado.
La falta de control fomenta un mercado negro, en el que se desconoce la procedencia, la conservación, el vencimiento y la legitimidad de los medicamentos (aparecen productos falsificados o adulterados).
Las guardias atienden a diario pacientes con intoxicaciones por medicamentos. En el Hospital de Clínicas es la segunda causa de ingreso a Urgencias.
Por eso el manejo de los medicamentos REQUIERE LA RESPONSABILIDAD de un farmacéutico que garantice el origen, conservación y seguridad y sobre todo, que pueda dar consejo para el buen uso.