El mayor obstáculo cuando se trata de tratar el cáncer que se ha extendido al cerebro es, efectivamente, la barrera hematoencefálica, el mecanismo de defensa natural de este órgano, y que consiste en una serie de vasos sanguíneos que filtran lo que entra y sale del cerebro.
Científicos de la universidad de Purdue (EE.UU.) elaboraron la primera caracterización detallada del comportamiento de la barrera hematoencefálica en las metástasis cerebrales del cáncer pulmonar. El trabajo se publicó en la revista Oncotarget.
El estudio, encabezado por Tiffany Lyle, se centra en la patología de la barrera hematoencefálica. Según Lyle, “las metástasis cerebrales suceden sobre todo en pacientes diagnosticados con cáncer pulmonar y de mama, y melanoma. Estas metástasis tienen una tasa de supervivencia muy baja, sobre todo por la dificultad de llevar fármacos hasta el tejido cerebral debido a la actividad de la barrera hematoencefálica.
Las metástasis cerebrales, o tumores cerebrales secundarios, suceden cuando las células cancerosas se extienden desde su punto original hasta el cerebro. Esto sucede en el 10 al 30 por ciento de los adultos con cáncer, según la Clínica Mayo.
Cuando las células cancerosas invaden el cerebro, la barrera hematoencefálica cambia su funcionamiento y esta transición aún supone un obstáculo para el suministro efectivo de fármacos al cerebro. Los científicos han analizado los cambios en la barrera y cuándo suceden, información que será esencial para trazar nuevos planes de tratamiento.
Los científicos usaron modelos animales y tejidos post-mortem. Y comprobaron que la transición entre la barrera hematoencefálica y la barrera hematotumoral implica cambios en las células llamadas astrocitos. Identificar cuándo sucede ese cambio durante la transición es esencial porque indica cuándo y dónde la vasculatura cerebral evita el suministro efectivo de fármacos.
Fuente: Noticias de la Ciencia – NCYT – España