Aunque las terapias actuales para el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) pueden gestionar con éxito la infección activa, el virus puede sobrevivir en reservorios de tejidos, incluidas las células de macrófagos, siendo un problema persistente. Ahora, el doctor David Russell, profesor de Biología de la Infección en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Cornell, en Nueva York, Estados Unidos, y su equipo de investigación, identificaron un nuevo ángulo de ataque que podría erradicar selectivamente estas células de reservorio viral y dejar las células sanas sin tocar.
En su estudio publicado este lunes en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’, el equipo de Russell, dirigido por el primer autor y postdoctoral Saikat Boliar, describe cómo un regulador genético llamado SAF ayuda a los macrófagos infectados por el VIH a evitar la muerte celular. Después de bloquear las SAF en las células infectadas por el VIH, los investigadores encontraron que estas células de reservorio se autodestruyeron. “Todos estábamos sorprendidos por la especificidad de la muerte celular –dice Russell–. Solo las células infectadas mueren mientras que las células espectadoras, expuestas al mismo tratamiento en la misma dosis, no mostraron ninguna muerte”.
Aunque los macrófagos, las células inmunes que consumen entidades extrañas en el cuerpo, son útiles para combatir ciertos microbios, brindan la trampa perfecta para el VIH. Algunos investigadores creen que estos macrófagos infectados son los reservorios de la infección persistente del VIH. “Los medicamentos actuales contra el VIH funcionan realmente bien en la infección activa, pero los reservorios de tejidos son el problema –explica Russell–. Estos sitios de virus persistentes son resistentes a todas las terapias actuales”.
Russell, Boliar y sus colegas querían investigar qué mecanismos celulares funcionaban para ayudar a mantener con vida a los macrófagos infectados, y centraron su atención en los ARN no codificante (lncRNAs, por sus siglas en inglés) largos: elementos de codificación genética que hacen que los genes aumenten o disminuyan, pero no se traducen directamente en proteínas en sí mismas.
“Esto nos mostró que cuando las células están infectadas con el VIH, el virus altera la larga expresión de los ARN no codificantes en esa célula”, dice Russell. Esto explicaría por qué las células espectadoras que están expuestas a los viriones del VIH, pero que en realidad no están infectadas por ellos, no tienen la misma respuesta. Este descubrimiento aprovecha un nuevo ángulo para curar el VIH: destruir selectivamente las células infectadas de forma persistente, y el equipo de Russell está ansioso por explotarlo para posibles terapias.
“Planeamos hacer una prueba de detección de compuestos que lleven a las células infectadas por el VIH a la muerte celular programada”, dice Russell. El equipo comenzará por buscar inhibidores de SAF, pero también buscará otras moléculas que erradiquen de manera efectiva las células de reservorio a través de otros mecanismos.
Fuente: Europa Press