El medicamento antidiabético metformina y el derivado de la hemoglobina hemina podrían ser útiles en el cáncer de mama triple negativo, según se desprenden de un estudio llevado a cabo en ratones que se publica esta semana en Nature.
El tumor mamario para el que ahora existen menos opciones terapéuticas podría beneficiarse de este reposicionamiento farmacológico, propuesto por un equipo de investigadores de la Universidad de Chicago.
“Creemos haber encontrado una manera de tratar el cáncer de mama resistente y sin terapia dirigida al reutilizar dos antiguos medicamentos: metformina y panhematina”, dice la autora principal del estudio, Marsha Rosner, del Departamento de Investigación del Cáncer en la Universidad de Chicago.
Ninguno de los dos fármacos se diseñó inicialmente para tratar el cáncer: la metformina, descubierta en 1922 y utilizada en la clínica desde 1957, se desarrolló para tratar la diabetes tipo 2; disminuye la producción de glucosa en el hígado y aumenta la sensibilidad a la insulina. En 2016, fue el cuarto medicamento más recetado en los Estados Unidos, con más de 81 millones de recetas.
Diversos trabajos han demostrado que, aunque el cáncer es más frecuente en pacientes con diabetes que en personas sanas, los diabéticos que toman metformina tienen menos probabilidades de desarrollar un tumor.
El otro fármaco, la hemina, es aún más antiguo. Se cristalizó por primera vez a partir de la sangre en 1853. Ahora se usa para tratar los trastornos de la síntesis del hemo, como las porfirias. “Por lo que sabemos”, apunta Rosner, “esta es la primera vez que se usan combinados los dos medicamentos”.
Los investigadores han visto que la principal diana anticancerígena para la hemina es el factor de transcripción BACH1. Esta proteína a menudo aparece sobrexpresada en el cáncer de mama triple negativo y se sabe que participa activamente en la metástasis. Afortunadamente, BACH1 “no es esencial”, señalan los autores del trabajo, “y por lo tanto puede inhibirse con pocos efectos secundarios”.
La proteína BACH1 regula la transcripción de la información genética del ADN al ARN mensajero. “Cuando las células tumorales se topan con la hemina, el nivel de BACH1 disminuye, lo que produce un cambio de vías metabólicas de las células del cáncer”, explica el coautor del estudio Jiyoung Lee. “Esto explica que los tumores que son vulnerables a la metformina supriman la respiración mitocondrial. Así, la combinación de la hemina y la metformina puede suprimir el crecimiento tumoral, y es lo que hemos validado en modelos murinos de tumores“.
Con esta estrategia terapéutica, los científicos confían en poder llegar a tres poblaciones distintas de pacientes con cáncer de mama triple negativo: “Los pacientes con niveles bajos de BACH1 y una expresión de genes mitocondriales elevada probablemente responderían solo a la metformina. Para los pacientes con nivel alto de BACH1 y expresión baja de genes mitocondriales, predeciríamos la resistencia a la metformina. Sin embargo, nuestro trabajo sugiere que al añadir el tratamiento con hemina, los sensibilizaría a la metformina. El tercer grupo está en un punto intermedio. No estamos muy seguros de su nivel de resistencia a la metformina, pero anticipamos que también responderían al tratamiento combinado”, enumera otro de los autores, Joseph Wynne.
Los hallazgos, señalan los autores, podrían extenderse más allá del cáncer de mama. La expresión de BACH1 aparece elevada en muchos otros cánceres, incluidos los de pulmón, riñón, útero, próstata y leucemia mieloide aguda.
Fuente: Diario Médico – España