Investigadores del CIBER de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP), del Grupo de Investigación en Estadística, Econometría y Salud (GRECS), en la Universidad de Girona, España, publicaron dos artículos que evidencian una posible asociación entre el uso de fitosanitarios y la mayor ocurrencia de casos de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los plaguicidas (biocidas o productos fitosanitarios) se definen como aquellas sustancias destinadas a destruir o prevenir la acción de formas de vida animal o vegetal perjudiciales para la salud y también para la agricultura, durante la producción, almacenamiento, transporte, distribución y elaboración de productos agrícolas y sus derivados.
Tal y como señalan los investigadores, en sentido amplio, el uso de los fitosanitarios ha sido “muy beneficioso, al contribuir a un incremento de la producción agrícola e, indirectamente, a la seguridad de su almacenamiento; a repeler las plagas en ámbitos domésticos; así como a controlar enfermedades infecciosas, entre las que destacan la erradicación del paludismo y la lucha contra la malaria”.
“Pero también es cierto que son tóxicos (en diferentes grados), tanto para los seres humanos como para otras especies”, indican. De hecho, relatan que existe una “importante y creciente evidencia, experimental y epidemiológica”, de la relación entre la exposición a plaguicidas y la incidencia de diversos trastornos de la salud.
En suma, María Antonia Barceló concluye que sus resultados permiten plantear la hipótesis de que la exposición a altos niveles de contaminantes atmosféricos como resultado del tráfico “podría aumentar el riesgo de ocurrencia de la ELA asociado a vivir cerca de zonas agrícolas”.
También en TDAH
En el artículo sobre el TDAH, publicado en la revista ‘Environmental Research’, los investigadores analizaron datos de una cohorte poblacional de la subcomarca de La Selva interior, en Girona, durante el período 2005-2012. En este estudio, también hallaron un patrón geográfico norte-sur en la ocurrencia del TDAH, identificando dos aglomeraciones con un riesgo elevado de desarrollar TDAH.
“Los resultados del modelo multivariante sugieren que vivir a menos de 100 metros de una zona agrícola o de una calle residencial y/o vivir a menos de 300 metros de una autopista o autovía o de uno de los polígonos industriales analizados estaba asociado con un mayor riesgo del TDAH”, indica el investigador Marc Saez.
En cuanto a los factores ambientales que podrían estar asociados a TDAH, los investigadores apuntan a “la exposición a pesticidas, compuestos organoclorados y contaminantes atmosféricos consecuencia del tráfico”.
Fuente: Europa Press