Los medicamentos para la tuberculosis funcionan mejor con vitamina C

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Estudios en ratones y en cultivos de tejidos sugieren que administrar vitamina C con medicamentos antituberculosos podría reducir el tiempo inusualmente largo que tardan estos fármacos en erradicar este patógeno. Los resultados de esta investigación se detallan en un artículo publicado en ‘Antimicrobial Agents and Chemotherapy’, una revista de la Sociedad Americana de Microbiología.

En este trabajo, los investigadores trataron a ratones infectados con ‘Mycobacterium tuberculosis‘ con medicamentos antituberculosos o vitamina C sola, o los fármacos y la vitamina C juntos. Los científicos midieron las cargas de órganos de ‘M. Tuberculosis‘ (Mtb) a las cuatro y seis semanas después del tratamiento.

La vitamina C no tenía actividad en sí misma, pero en dos experimentos independientes, la combinación de vitamina C con los fármacos antituberculosos de primera línea, isoniazida y rifampicina, redujo la carga en órganos más rápido que los dos medicamentos sin vitamina C, señala la primera autora, Catherine J. Vilcheze, profesora del Departamento de Microbiología e Inmunología de la Facultad de Medicina Albert Einstein, en el Bronx, Nueva York, Estados Unidos. Experimentos en cultivos de tejidos infectados demostraron resultados similares, acortando el tiempo hasta la esterilización del cultivo de tejidos en siete días.

“Nuestro estudio muestra que la adición de vitamina C al tratamiento con medicamentos para la tuberculosis potencia la muerte de Mtb y podría acortar la quimioterapia para la tuberculosis“, subraya el investigador principal William R. Jacobs, científico del Instituto Médico Howard Hughes del Colegio de Medicina Albert Einstein.

Y añade: “Eso es importante porque el tratamiento de la tuberculosis susceptible a los medicamentos lleva seis meses, lo que da como resultado una mala administración del tratamiento, que puede conducir a la aparición y propagación de la tuberculosis resistente a los medicamentos”. Este tipo de tratamiento se necesita a largo plazo para la tuberculosis porque una subpoblación de células Mtb puede formar células persistentes de Mtb, células inactivas que son virtualmente inmunes a los antimicrobianos.

En estudios previos, los científicos descubrieron que, si bien los altos niveles de vitamina C matan las células que se dividen activamente, las concentraciones más bajas estimularán la respiración y evitarán la formación de persistentes, recuerda Jacobs. Luego, en presencia de medicamentos antituberculosos, ese aumento de la respiración llevará a la muerte rápida de las células. “Por lo tanto, en nuestro nuevo artículo, postulamos que la vitamina C estimula la respiración de las células de Mtb en ratones, lo que permite la acción de la isoniacida y la rifampicina”, señala.

VITAMINA C, SEGURA Y BENEFICIOSA DESDE HACE 70 AÑOS

Un estudio francés realizado en 1948 sugirió que la vitamina C era segura para los humanos y potencialmente beneficiosa. Los investigadores administraron altas dosis diarias de vitamina C a pacientes terminales sin efectos secundarios. Aunque la infección no retrocedió, ese estudio caracterizó otros efectos como “notables”: los pacientes encamados recuperaron el apetito y la actividad física.

La tuberculosis es un problema de salud pública mundial importante, que infecta los pulmones y otros sistemas orgánicos. En 2016, la enfermedad afectó a más de 10 millones de personas en todo el mundo y mató a 1,7 millones. El tratamiento de la tuberculosis multirresistente requiere al menos dos años y el uso de medicamentos tóxicos contra la tuberculosis de segunda línea con efectos secundarios graves.

“Se sabe que la vitamina C es segura y nuestros estudios actuales con ratones sugieren que la vitamina C podría mejorar la quimioterapia antituberculosa –resume Jacobs–. Un ensayo clínico de vitamina C con quimioterapia antituberculosa podría demostrar que una terapia complementaria de este tipo podría reducir la exposición de los pacientes a los medicamentos antituberculosos tóxicos y también reducir la propagación de la tuberculosis de las personas infectadas”.

Fuente: El Economista – España


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