Tomar una dosis más alta de topiramato durante los primeros tres meses de embarazo puede aumentar el riesgo de que el bebé tenga labio leporino o fisura palatina más que cuando toma una dosis más baja, según un estudio publicado en la edición digital de este miércoles de ‘Neurology’, la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología. El topiramato se prescribe para prevenir las convulsiones en personas con epilepsia y para prevenir migrañas o tratar el trastorno bipolar; además de recetarse en combinación con fentermina para perder peso.
“Aunque el topiramato no se recomienda para las mujeres embarazadas, son comunes los embarazos no deseados, por lo que es importante examinar a fondo cualquier posible riesgo –señala uno de los autores, la doctora Sonia Hernández-Díaz, de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard, en Boston, Estados Unidos–. Nuestro estudio encontró que cuando las mujeres embarazadas tomaban topiramato durante el primer trimestre, el riesgo de labio leporino o del paladar del bebé era tres veces mayor que si la madre no tomaba el medicamento. El riesgo era mayor cuando la madre tomaba altas dosis del medicamento frente a dosis más bajas”.
Para el estudio, los investigadores analizaron los datos de Medicaid –un programa federal y estatal para los costos médicos– e identificaron a casi 1,4 millones de mujeres que dieron a luz a bebés vivos durante un periodo de 10 años. Compararon a mujeres que tomaron topiramato durante los primeros tres meses de embarazo frente a aquellas que no tomaron ningún medicamento anticonvulsivo.
También se compararon con mujeres que tomaron lamotrigina, otro medicamento utilizado para reducir las convulsiones en la epilepsia. Hubo 2.425 embarazos en el grupo con topiramato, 2.796 en el de lamotrigina y más de 1,3 millones en el grupo que no tomó medicamentos anticonvulsivos. Luego, los investigadores observaron cuántas mujeres en cada grupo dieron a luz a un bebé al que se le diagnosticó labio leporino o paladar hendido.
Los científicos encontraron que entre los más de 1,3 millones de embarazos en el grupo que no toman medicamentos anticonvulsivos, 1.501 bebés presentaban labio leporino o paladar hendido, lo que se traduce en un riesgo de 1,1 por cada 1.000. En el caso de los 2.425 bebés nacidos de madres que completaron una receta de topiramato durante el primer trimestre de embarazo, el riesgo de labio leporino o paladar hendido fue de 4,1 por cada 1.000, mientras el riesgo fue de 1,5 por 1.000 en los bebés nacidos de las 2.796 mujeres que tomaron lamotrigina.
OCHO VECES MÁS DE RIESGO EN MUJERES CON EPILEPSIA
En comparación con el grupo que no tomaba medicamentos anticonvulsivos, las mujeres con epilepsia en el régimen terapéutico de topiramato presentaban ocho veces más riesgo de dar a luz a un bebé con labio leporino o paladar hendido, mientras que las mujeres que tomaban el medicamentopara otras patologías tenían un 50 por ciento más de riesgo.
Las mujeres con epilepsia tomaron una dosis más alta del fármaco que aquellas con otras afecciones. La dosis diaria promedio para las mujeres con epilepsia fue de 200 miligramos, mientras que el promedio para las mujeres sin epilepsia fue de 100 miligramos. Además, el riesgo de labio leporino o paladar hendido para los hijos de quienes toman más de 100 miligramos por cualquier razón fue cinco veces mayor que en aquellas que no toman medicamentos anticonvulsivos, mientras que las que tenían prescrita una dosis de menos de 100 miligramos tuvieron un riesgo 60 por ciento mayor que las que no tomaban medicamentos anticonvulsivos.
Los resultados fueron similares cuando se comparó a las mujeres que tomaban topiramato con las que de lamotrigina. “Nuestros resultados sugieren que las mujeres con epilepsia con topiramato tienen el mayor riesgo relativo de dar a luz a un bebé con labio leporino o paladar hendido, probablemente debido a las dosis más altas de topiramato cuando se usan para controlar las convulsiones –subraya Hernández Díaz–. Lo mejor es evitar prescribir altas dosis de topiramato a mujeres en edad fértil a menos que los beneficios superen claramente los riesgos”.
Una limitación del estudio es que las dosis de topiramato no se asignaron aleatoriamente a los pacientes y, por lo tanto, las mujeres con dosis altas pueden ser diferentes de las de dosis bajas por razones que los investigadores no midieron de forma completa, como la gravedad de la epilepsia.
Fuente: El Economista – España