En campaña, Guillermo Montenegro, diputado nacional electo, le prometió a una farmacéutica de Wilde, y frente a las cámaras, “no hacer nada contra los farmacéuticos bonaerenses”. Le dijo que va a defender a las farmacias de barrio.
El 14 de octubre Montenegro estaba “timbreando” junto a Sebastián Vinagre, candidato a concejal por Cambiemos. Entró a la farmacia de María del Carmen Laborde en Wilde.
Fue dos días después del abrazo simbólico a la Corte Suprema ante la embestida judicial de Farmacity para instalarse en la provincia pretendiendo violar la Ley 10.606.
“Llegaron con camarógrafos, fotógrafos y aliados. Había pacientes en la farmacia. Primero se dirigió a la gente, algunos lo saludaban y le prometían su voto, otros cuestionaban algunas cosas. Cuando vi que se estaba yendo lo llamé: “Hablemos de la salud, le dije”.
Laborde, quien fue presidente del Colegio de Avellaneda desde 2003 hasta 2011, le informó a Montenegro que le había escrito al presidente Macri que era “esclavo de sus propias palabras”: que haga cumplir que la Justicia sea independiente.
-Quedate tranquila, le respondió Montenegro, no vamos a joder a los bonaerenses.
-La verdad que siendo Quintana vicejefe de gobierno no me quedo tranquila, le espetó Laborde.
-Cualquier cosa llamame.
-Yo te voy a llamar. ¡Por supuesto que lo voy a hacer!
“Me dijo, quedate tranquila que lo de Farmacity no va a prosperar. Yo te lo prometo. Cuando él se fue, se quedó Sebastián Vinagre y me volvió a prometer: “Eso no va a prosperar, nosotros queremos defender a las farmacias de barrio”. Y me dejó su tarjeta para contactarlo. Bueno, ahora que salió electo vamos a ir a tocarle la puerta”.