La inflamación entrena la piel para sanar más rápido

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Las cicatrices pueden desvanecerse, pero la piel recuerda. Una nueva investigación de la Universidad Rockefeller, en Nueva York, Estados Unidos, revela que las heridas u otras experiencias dañinas que provocan la inflamación imparten recuerdos duraderos a las células madre que residen en la piel, lo que les enseña a curar las lesiones posteriores con mayor rapidez.

Estas células madre, que reponen la capa externa de la piel, tienen su origen en la inflamación, la propia respuesta del cuerpo a una lesión o infección. El primer episodio de inflamación sensibiliza a estas células: la próxima vez que sientan que se encienden, responderán más rápidamente.

Esta investigación, descrita en un artículo que se publica este miércoles en ‘Nature’, proporciona la primera evidencia de que la piel puede formar recuerdos de una respuesta inflamatoria, un descubrimiento que la investigadora principal Elaine Fuchs dice que podría tener implicaciones importantes para comprender y tratar mejor una variedad de enfermedades médicas.

“Al mejorar la capacidad de respuesta a la inflamación, estos recuerdos ayudan a la piel a mantener su integridad, una característica que es beneficiosa para curar heridas después de una lesión”, dice la profesora Fuchs. “Sin embargo, este recuerdo también puede tener efectos perjudiciales, como contribuir a la recaída de ciertos trastornos inflamatorios como la psoriasis”, añade.

Ya sea quemada por el sol, atacada por microbios, cortado por un tajo con una hoja de papel o algo peor, la piel se inflama rápidamente, se pone roja, hinchada y con dolor, mientras el cuerpo busca detener el daño e iniciar la reparación. Desde hace mucho tiempo se sabe que el sistema inmune mantiene un recuerdo de la inflamación para montar respuestas más rápidas a las infecciones recurrentes.

Sin embargo, los científicos del laboratorio de Fuchs sospecharon que otros tipos de células de larga vida podrían recordar de forma similar la inflamación. La piel era un lugar lógico para investigar: como es la barrera protectora del cuerpo, soporta frecuentes asaltos.

Rápidamente se hizo evidente que la mayoría de las células en la capa más externa de la piel, el epitelio, no se quedan el tiempo suficiente para formar tales recuerdos, sino que migran hacia arriba a través del epitelio y eventualmente se desprenden. Por el contrario, más profundamente dentro del epitelio residen las células madre que son responsables de reponerlo continuamente y las cuales permanecen en su lugar mucho después de que la piel se haya recuperado de la inflamación. Según detectó el equipo, esta experiencia las cambia.

LA PIEL PODRÍA CONTRIBUIR A ENFERMEDADES RECURRENTES

En experimentos con ratones, el investigador postdoctoral Shruti Naik y la estudiante de postgrado Samantha B. Larsen mostraron que las heridas se cerraron más del doble de rápido en la piel que ya había experimentado inflamación que en la dermis que nunca había resultado dañada, incluso si la experiencia inflamatoria inicial había ocurrido hasta seis meses antes, el equivalente a unos 15 años para un ser humano. La curación se aceleró porque las células madre con experiencia en inflamación eran mejores a la hora de moverse hacia la herida para reparar la ruptura, según detectó el equipo.

En otros experimentos, los científicos descubrieron los mecanismos básicos que vuelven a conectar estas células. Mostraron que la inflamación desencadena un proceso que abre físicamente distintos sitios dentro de los cromosomas de la célula, haciendo ciertos genes accesibles para la activación. Algunos de estos sitios permanecen abiertos mucho tiempo después de que la piel se haya recuperado, permitiendo que los genes se activen más rápido durante un segundo evento de inflamación.

Un gen llamado Aim2, que codifica una proteína de detección de “daño y peligro”, parece particularmente crucial: un ataque inicial de inflamación provoca un aumento sostenido de su expresión. Un segundo ataque rápidamente activa la proteína, lo que resulta en la producción de una señal inflamatoria que incrementa la capacidad de las células madre de migrar hacia la herida.

La inflamación a veces puede desbaratarse, como ocurre en enfermedades autoinmunes como la psoriasis, un trastorno marcado por manchas rojas y escamosas que a menudo se inflaman repetidamente en el mismo punto. Los nuevos resultados sugieren que la piel misma podría contribuir a esta reacción recurrente.

Los hallazgos del equipo también pueden ser relevantes para los trastornos inflamatorios que afectan a otras partes del cuerpo, como los revestimientos de los intestinos, que, al igual que la piel, son reabastecidos por las células madre epiteliales. “En las enfermedades inflamatorias se han culpado durante mucho tiempo a las células inmunes que se vuelven contra el cuerpo. Sin embargo, está claro que no es la única causa: las células madre también pueden ser contribuidores importantes”, dice Larsen.

Y debido a que la capacidad curativa de las células madre disminuye con la edad y funciona completamente mal en el cáncer, la reprogramación a través de la inflamación también puede tener importancia para estas patologías. “Entender mejor cómo afecta la inflamación a las células madre y otros componentes del tejido revolucionará nuestra comprensión de muchas enfermedades, incluido el cáncer, y es probable que lleve a terapias novedosas”, concluye Naik.

Fuente: El Economista – España


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