El sistema nervioso periférico del cuerpo humano podría ser capaz de interpretar su ambiente y modular el dolor, según concluyen neurocientíficos después de estudiar con éxito cómo los roedores reaccionan a la estimulación. Hasta ahora, la teoría científica aceptada ha sostenido que sólo el sistema nervioso central, el cerebro y la médula espinal, podrían interpretar y analizar sensaciones como el dolor o el calor.
El sistema periférico que se extiende por todo el cuerpo se ve como una red principalmente de cableado, que transmite información hacia y desde el sistema nervioso central mediante la entrega de mensajes al “centro de control” (el cerebro), que luego le dice al cuerpo cómo reaccionar.
En los últimos años ha habido alguna evidencia de un papel más complejo para el sistema nervioso periférico, pero este estudio de la Universidad Médica de Hebei, en China, y la Universidad de Leeds, en Inglaterra, destaca un nuevo papel crucial de los ganglios, una colección de “nódulos”.
Anteriormente, se creía que estos actúan sólo como una fuente de energía para los mensajes que se llevan a través del sistema nervioso, pero los investigadores creen ahora que también tienen la capacidad de actuar como “mini-cerebros”, modificando la cantidad de información que se envía al sistema nervioso central.
El estudio de cinco años encontró que las células nerviosas dentro de los ganglios pueden intercambiar información entre sí con la ayuda de una molécula de señalización llamada GABA, un proceso que antes se pensaba que estaba restringido al sistema nervioso central.
SE ABRE UNA NUEVA VÍA HACIA MEDICAMENTOS PARA EL DOLOR
Los hallazgos, que se publican este martes en el ‘Journal of Clinical Investigation’, tienen potenciales implicaciones futuras para el desarrollo de nuevos analgésicos, incluyendo fármacos para tratar el dolor de espalda y la artritis. Los fármacos actuales para aliviar el dolor están dirigidos al sistema nervioso central y, a menudo, tienen efectos secundarios, incluyendo problemas de adicción y tolerancia.
La nueva investigación abre la posibilidad de una ruta para el desarrollo de medicamentos no adictivos y que no generen somnolencia que se dirijan al sistema nervioso periférico. La dosificación terapéutica segura de estos nuevos fármacos también puede ser mucho mayor, lo que puede dar como resultado una mayor eficacia.
Aunque la investigación mostró que el sistema nervioso periférico de un roedor era capaz de interpretar el tipo de estimulación que estaba percibiendo, aún se necesita más trabajo para entender cómo se interpretan las sensaciones y si estos resultados se aplican a los seres humanos.
Además, las empresas de desarrollo de fármacos deberían adoptar la nueva teoría y tendría que probarse ampliamente antes de que se pudieran realizar ensayos clínicos y de laboratorio de un fármaco. En caso de que se adopten las conclusiones, haría falta una escala de tiempo de por lo menos entre 15 y 20 años para producir un medicamento que funcione.
El profesor de Neurociencias Nikita Gamper, quien dirigió la investigación en ambas universidades, subraya: “Encontramos que el sistema nervioso periférico tiene la capacidad de alterar la información enviada al cerebro, en lugar de pasar ciegamente todo al sistema nervioso central“.
“Todavía no sabemos cómo funciona el sistema, pero la maquinaria está definitivamente en su lugar para permitir que el sistema periférico interprete y modifique la información táctil percibida por el cerebro en términos de interpretar el dolor, el calor o la solidez de los objetos. Se necesitan más investigaciones para entender exactamente cómo funciona, pero no tenemos ninguna razón para creer que no existe la misma organización nerviosa en los seres humanos“.
“Cuando nuestro equipo de investigación examinó más de cerca el sistema periférico, encontramos que la maquinaria para la comunicación neuronal existía en la estructura del sistema nervioso periférico. Es como si cada nervio sensorial tuviera su propio ‘mini-cerebro’ que, en cierta medida, uede interpretar la información entrante”, añade.
La coatura del estudio Xiaona Du, profesora de la Universidad de Medicina de Hebei, apunta: “Esto cambia drásticamente nuestra comprensión de los medicamentos para el dolor, ya que en teoría ahora es posible dirigir los fármacos al sistema nervioso periférico, lo que podría ampliar el tipo de tratamientos disponibles”.
El profesor Gamper cree que los hallazgos pueden presentar un desafío para la “Teoría de la Compuerta” sobre el dolor, que sostiene que existe una “puerta” primaria entre los sistemas nervioso periférico y central, controlando qué información se envía al sistema central.
El estudio ahora sugiere que la transmisión de información al sistema nervioso central debe pasar por otro conjunto de puertas, o más exactamente un proceso similar al control de volumen, donde el flujo de información puede ser controlado por el sistema nervioso periférico.
“Los nervios periféricos tienen la capacidad de marcar hacia arriba o hacia abajo la señal que pasa a través de estas puertas al cerebro –propone Gamper–. Es importante destacar que creemos que estas puertas pueden explotarse para el control terapéutico del dolor”.