Había un centenar de madres y padres con sus hijos en sillas de ruedas deambulando por el Congreso. Estaban ansiosos pero preocupados. Adentro, lo que la Cámara de Diputados estaba por votar era un proyecto de ley para legalizar el uso medicinal del cannabis que no contemplaba el autocultivo. Es decir, planteaba la posibilidad de permitir la importación de un aceite que sirve sólo para algunos casos pero no de autorizar a las madres a cultivar en su casa la variedad que cada chico necesita. Finalmente, el proyecto obtuvo media sanción. Lo que siguió fue una alegría a medias.
“Estamos contentas porque dimos un paso muy importante. Pero también estamos un poco confundidas porque la redacción de los artículos es bastante rebuscada, no nos queda claro si en la reglamentación que se hará a futuro nuestros cultivos van a estar a salvo o no”, dijo a la salida Valeria Salech, fundadora de Mamá Cultiva y madre de un chico que llegó a sufrir 200 convulsiones por día. “Entendemos que esto nos abre un paraguas legal grande que nos va a permitir defendernos en algún caso de allanamiento. Nosotras somos mamás que cultivamos, no queremos que el Estado nos dé aceite, queremos seguir con el tratamiento que nos está funcionando. Felices no estamos pero la verdad es que vamos a seguir trabajando, hemos dado un paso bastante importante”.
Hubo 220 votos por la afirmativa, ninguno por la negativa y 1 abstención (del salteño Alfredo Olmedo). Lo que se votó fue el dictamen propuesto por el oficialismo que, a grandes rasgos, autoriza los usos medicinales, las investigaciones científicas y la importación de un aceite a base de cannabis que sirve para tratar entre un 20 y un 30% de los casos de epilepsia refractaria. La dicotomía sobre autorizar o no el autocultivo atravesó las cuatro horas de debate pero en la votación en particular no se logró modificar el artículo para dar vía libre a los familiares de pacientes. Lo que se votó, en cambio, es lo que Salech llama una suerte de “paraguas legal”. Es decir, la creación de un registro voluntario de pacientes y familiares que quedarían exceptuados de penalización por tenencia y cultivo de las plantas.
“El dictamen que se votó no regula el autocultivo, habla de importar aceite de Estados Unidos que deja a muchos pacientes afuera. La marihuana tiene muchas variedades y nosotras cultivando pudimos probarlas y vimos que chicos con la misma patología no responden a la misma variedad. También habla de entrar en un programa de investigación que, ya sabemos, lleva muchos años, y nosotros no tenemos tiempo”, dijo a Cla
rín Mariana Quiroga, mamá de Lara, una nena con epilepsia refractaria ocasionada por un traumatismo de cráneo. El futuro de la ley se definirá ahora en el Senado aunque no hay certezas de cuándo será el tratamiento de lo que resta.
Las posiciones detrás de los dos dictámenes se dejaron oír. La presidenta de la Comisión de Salud, Carolina Gaillard dijo: “El proyecto del oficialismo está pensando desde la perspectiva de la seguridad, sigue penalizando el cultivo”. La diputada Silvia Risko dijo que “el proyecto del oficialismo es un parche, una curita. ¿Por qué no nos sacamos las caretas de la ignorancia y el prejuicio y hablamos de autocultivo?”.
Del otro lado, Luis Petri (UCR) dijo “se requieren controles para garantizar la pureza del cannabis, quienes se incorporen al programa tendrán un cuidado integral de la salud”. Eduardo Amadeo, desde el oficialismo coincidió en eso: es el Estado y la Ciencia quienes deben encontrar las mejores terapias, no las madres. Hablaba de las mismas madres que ayer salieron del recinto raras pero que igual dejaron por un momento a los chicos a un costado, se abrazaron, lloraron y dejaron que el resto las aplaudiera.
Fuente: Clarin