Los antibióticos son medicamentos seguros y de gran eficacia. Desde que se produjo el descubrimiento de la penicilina en 1928 y su posterior comercialización en los años 40, han constituido la medida terapéutica que ha obtenido mayor éxito en la disminución de los porcentajes de mortalidad, asociada a infecciones bacterianas.
Sin embargo, no siempre se usan debidamente. Su uso abusivo ha dado lugar al desarrollo de bacterias que no responden a los antibióticos que antes eran eficaces.
Los profesionales sanitarios tienen un papel clave en el uso responsable y prudente de los antibióticos, debiendo asesorar en cuanto a las dosis, intervalo de toma y la duración del tratamiento.
Se realiza un relevamiento del consumo de antibióticos durante los años 2014 y 2015 considerando los grupos terapéuticos, siendo los más utilizados las penicilinas de amplio espectro(J01CA), los macrólidos (J01FA),las cefalosporinas (J01D) ) y las fluoroquinolonas (J01MA), según el siguiente gráfico:
En el cuadro Nº1 se pueden observar las unidades dispensadas por grupo terapéutico en los años 2014 y 2015 como el porcentaje de variación evidenciado. Los que presentan más crecimiento son: la asociación Trimetoprima/Sulfametoxazol, las penicilinas de medio y reducido espectro y los Macrólidos y similares.
El grupo terapéutico más dispensado es el de las Penicilinas de amplio espectro cuyo crecimiento en 2015 alcanza al 8.3%.
En el año 2015 se produce un incremento del 8.06% en las unidades dispensadas del mercado total de los antimicrobianos.
En nuestro país, la amoxicilina como monodroga y su combinación con ácido clavulánico se encuentran entre los 20 medicamentos más vendidos, lo cual nos hace presuponer que estamos muy alejados de su uso racional.