Desde la década del 70, la esperanza de vida en los países desarrollados se extendió unos 10 años, de acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD). Los progresos en la higiene, el descubrimiento de vacunas y antibióticos han llevado a fijar en 83 años el promedio de longevidad de un individuo. El siguiente paso para la ciencia es revertir los procesos moleculares del envejecimiento para dejar el cuerpo y la mente a un paso de la inmortalidad.
La gerociencia se rebela contra los desajustes que provoca la edad y ataca con diferentes fórmulas para prevenir las enfermedades degenerativas. Las investigaciones actuales con una mejor perspectiva se focalizan en la elasticidad de la piel, regenerar la maquinaria molecular de las células y evitar la degradación muscular. No son recetas prodigiosas pero pueden ayudar a extender los límites biológicos, señalan los expertos.
Los biólogos moleculares Darren Baker y Jan Van y sus colegas de la Clínica Mayo, en Rochester, Minnesota, modificaron ratones genéticamente para que sus células senescentes –células del sistema inmune envejecidas que están a punto de morir— recuperen el brillo interior.
Para lograr esta retracción se les administró a unos roedores un compuesto llamado AP20187, según se difundió en la revista Nature, que al eliminar las células senescentes retrasó la formación de tumores y redujo el deterioro relacionado con la edad de varios órganos. A medida que envejecían, según se verificó, mostraban un mejor estado de salud y vivían más tiempo que los que no recibieron esta dosis.
Como las células senescentes se van acumulando con la edad, la respuesta para que el proceso de envejecimiento sea más lento y no se susciten las dolencias propias del paso de las décadas es realizar una limpieza continua utilizando este medicamento especial. “La ventaja de dirigirse a las células senescentes es que la limpieza de tan solo el 60-70% puede tener efectos terapéuticos significativos”, afirma Baker.
Un equipo internacional de científicos coordinado por la Universidad Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona describió en la revista Nature el papel de la autofagia, un proceso de limpieza de las células que es la clave para la regeneración muscular durante el declive físico que se inicia a partir de los 50 años.
Según la investigación, la autofagia falla cuando comienzan a imprimirse las huellas del envejecimiento, produciendo una acumulación de residuos, principalmente proteínas y orgánulos dañados en el interior de las células madre que lleva a su senescencia y agotamiento.
Mediante la dosificación de fármacos en células humanas de laboratorio, los científicos lograron restaurar el sistema de limpieza y hallaron que el tejido muscular puede regenerarse de nuevo y recupera el vigor perdido.
“Los primeros candidatos a recibir el tratamiento rejuvenecedor serían personas ancianas debilitadas por la sarcopenia, es decir, por la pérdida de masa muscular”, cuenta Pura Muñoz-Cánoves , investigadora de la Universitat Pompeu Fabra. Aunque también podría acelerar el restablecimiento de lesiones musculares en deportistas, ya que el tiempo de curación depende de la capacidad de regeneración del músculo, que a su vez está sujeto a una eliminación eficiente de los residuos de las células.
La otra línea de investigación se concentra en detectar la enzima que produce las arrugas corporales. En esta dirección avanzaron Científicos de la Universidad de Newcastle, Reino Unido, quienes descubrieron que la piel pierde su tonicidad por la disminución de la actividad de una enzima del metabolismo. Se trata de una molécula de naturaleza proteica que ayuda a mantener la piel tersa.
“Mientras nuestras partes envejecen, observamos que las baterías de las células se reducen, lo que se conoce como la disminución de la bioenergía y el número de radicales libres nocivos aumenta. Este proceso se nota fácilmente en nuestra piel mientras aparecen las líneas finas, arrugas y la piel floja”, explica el profesor de Dermatología Molecular de la Universidad de Newcastle y uno de los autores del estudio, Mark Birch-Machin
Fuente:
Es la medicina en el siglo XXI |
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El estudio de las células seniles, que se acumulan en nuestro organismo a medida que envejecemos, ha abierto renovadas expectativas para el desarrollo de tratamientos que prolonguen la vida y reduzcan la incidencia de enfermedades como el cáncer. Cuando una célula normal siente que algo anda mal en ella se suicida para no tornarse cancerosa, un acto de altruismo biológico. En muchos casos, las células alteradas se convierten en células senescentes, que producen sustancias inflamatorias o tóxicas que favorecen la aparición de enfermedades seniles y acortan la vida.
Existen terapias novedosas que prometen prolongar la vida; la terapia con células madre adultas o de cordón umbilical se encuentran entre las más promisorias ya que se ha demostrado que pueden extender la longevidad de animales de laboratorio. Además, la terapia con células madre, conocida como Medicina Regenerativa, ya se viene utilizando en el tratamiento de pacientes con infarto de miocardio, Parkinson y una creciente variedad de patologías seniles. Son las nuevas promesas médicas del siglo XXI.
*Investigador Superior del CONICET
Un envejecimiento “positivo” |
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La cuestión no radica en eliminar el envejecimiento sino prolongarlo con la mejor calidad de vida. Por ello quisiera destacar algunos hallazgos recientes de la investigación psicológica sobre los factores que promueven un envejecimiento positivo.
La participación social y las amistades favorecen el bienestar y aumentan la cantidad de años de vida, así como la soledad los acorta en un 30%.
El desarrollo de actividades significativas y las experiencias educativas se asocian con la preservación de la memoria y las capacidades físicas, la calidad de vida y el mejor estado de ánimo. El sentirse útil y valorado a través de una actividad, como el voluntariado, o de un rol, se asoció con menores posibilidades de quedardiscapacitados y de morir en los próximos años.
Las adecuadas condiciones económicas, así como un mayor nivel educativo, aumentan las posibilidades de elegir y encontrar opciones valiosas en la vejez.
Finalmente un claro proyecto de vida, con objetivos vitales que le otorguen sentido a la existencia y la sensación de crecimiento personal continuo son poderosos predictores de buena salud y bienestar. Todos estos factores nos permiten concluir que la cuestión no es estar en contra del envejecimiento, sino promover su mayor potencialidad.
Gurúes tecno invierten fuerte para “vivir más” |
Tienen dinero, disponen de recursos (prácticamente) ilimitados, son exitosos, pero un día les llegará la hora como al resto de los mortales. Para extender su permanencia en este mundos, muchos empresarios de Silicon Valley están invirtiendo millones en la búsqueda de fármacos contra el cáncer o el Alzheimer y son los mentores de la próxima revolución científica. |
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Uno de los fundadores de Google, Larry Page, montó Calico, su propio emprendimiento dedicado a combatir el paso del tiempo. “Las enfermedades y el envejecimiento afectan a todas nuestras familias. A largo plazo creo que podemos mejorar millones de vidas”, comentó.
Bill Gates, el fundador y director de Microsoft, respalda a varias empresas que han tenido impacto en el ámbito de la biotecnología, la medicina y el desarrollo social. Junto con Jeff Bezos, de Amazon, ,invirtió 100 millones de dólares en Grail ( en referencia al Santo Grial), una compañía startup dedicada a desarrollar un test para diagnosticar el cáncer de forma tempranoa, a través de ,un análisis de sangre.
El Fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, anunció junto a su esposa que durante las próximas décadas donarán el 99% de sus acciones en la red social –US$ 45.000 millones– para causas filantrópicas. “Las áreas iniciales en las que nos centremos son el aprendizaje personalizado, la cura de enfermedades, conectar a la gente y construir comunidades fuertes”, señalaron.
Peter Thiel, fundador de PayPal, también apostó parte de sus ganancias en un método de reparación de tejidos del cuerpo humano capaz de lograr una vida indefinida. Considera que la evolución de la especie humana no pertenece exclusivamente a la naturaleza y por tanto que el cuerpo no forma parte del reino animal. Idea que lo llevó a afirmar que la muerte es el gran enemigo de la Humanidad.
Otro caso es el de Gordon Moore, fundador de la compañía Intel, quien ha donado cerca de 6.800 millones de dólares al desarrollo científico y a la capacitación de personal que trabaja en el campo de la salud. Lo movilizó una situación personal: en una ocasción su esposa fue inyectada con una sustancia que no era la indicada.
Fuente: Clarín |
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