Stent biodegradable: Argentina es uno de los países pioneros del avance

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El stent, también denominado “prótesis intravascular”, ha avanzado notoriamente desde su creación en 1988 de la mano del médico argentino Julio Palmaz. Recientemente, un grupo de especialistas desarrolló uno que es biodegradable. Es decir, el stent se coloca, desobstruye la oclusión, y luego se reabsorbe en forma natural.Así lo explicó el doctor Alejandro Cherro, cardioangiólogo intervencionista, vicepresidente del Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI) en Infobae. Según señaló aquella malla metálica expandible cilíndrica que se colocaba en el interior de las arterias, venas u otros órganos huecos, cuando presentan obstrucciones originadas por distintas situaciones, especialmente por colesterol y otras grasas, ya fue superado y reemplazado por un nuevo método mucho más natural.

“Ya se están usando los stents bioabsorbibles de ácido poliláctico, que es una sustancia que se degrada y se convierte en agua dentro del cuerpo”, explicó a Clarín Fernando Cura, jefe de cardiología intervencionista del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA). En ese instituto, se implantaron los primeros stents bioabsorbibles en 2012 como parte de un ensayo clínico internacional que evaluó los beneficios y los riesgos. Hubo buenos resultados, y los bioabsorbibles fueron aprobados en Europa, y en la Argentina. En los Estados Unidos, un panel de expertos de la agencia regulatoria revisó la evidencia y 9 de los 10 integrantes votaron a favor de la aprobación del stent, que fue desarrollado por Abbott para tratar la enfermedad de las arterias coronarias.

Lo cierto es que estos stents biodegradables ya fueron implantados en 100 argentinos. Este miércoles, en los Estados Unidos, un comité de expertos de la agencia regulatoria también se manifestó a favor de dar luz verde a ese tipo de dispositivo. En el mundo, el stent biodegradable ya fue implantado en 125.000 personas.

“La ventaja potencial sobre el convencional es que con el correr del tiempo se libera la droga que modula la cicatrización y el stent desaparece. Luego, el vaso de la arteria puede recuperar su función normal”, afirmó Oscar Mendiz, jefe del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, del Hospital Universitario Fundación Favaloro, al ser consultado por Clarín. Si el paciente vuelve a sufrir el taponamiento de las arterias y necesita una cirugía de bypass, los médicos no se encontrarán con el obstáculo del stent metálico como ocurre en los procedimientos habituales. “Si tuviera un stent convencional, la malla de metal permanece y los cirujanos no podrían actuar en este segmento del vaso”, aclaró Mendiz. El biodegradable está indicado para adultos jóvenes que sufren lesiones simples en las arterias.

La eficacia del stent “es muy elevada, con un riesgo de reobstrucción que oscila entre 0,6 y 1% al año”, e informó que “permanentemente se buscan nuevas opciones que reduzcan aún más ese riesgo”. Su utilización permitió reemplazar numerosas cirugías “a corazón abierto”, que tienen un riesgo mayor para el paciente y que requieren de una recuperación más prolongada.

Fuente Infobae


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