El cuerpo humano puede movilizar una vigorosa defensa contra el virus del Ébola, sugiere un estudio de cuatro personas que tienen el virus y que fueron tratadas en Estados Unidos el año pasado.Un equipo encabezado por el inmunólogo Rafi Ahmed, de la Universidad de Emory, en Atlanta, Georgia, encontró que la gente tratada en Emory entre agosto y octubre de 2014 reunió robustas defensas contra el virus que ha matado a casi 10.000 personas en África Occidental en 15 meses.
El estudio del equipo apoya un consenso emergente del brote del año pasado: si los pacientes reciben atención temprana, puede darle a su cuerpo tiempo suficiente para combatir la infección.
“Es como si estuviéramos en una carrera contra el virus”, dice Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, en Bethesda, Maryland. “La idea de que el ébola causa 90 por ciento de mortandad es bajo las peores condiciones. Si se toma al mismo paciente y se lo pone en cuidados intensivos hasta que el sistema inmunológico entra en acción, se puede disminuir drásticamente la mortalidad a quizás 20 por ciento, o menos”, afirma.
Rompecabezas para la vacuna
Los resultados tienen importantes implicaciones para el diseño de vacunas para el ébola. Los investigadores estudiaron qué proteínas virales fueron enfocadas por las células inmunes de los pacientes, incluyendo un tipo llamado célula T. Descubrieron que las células T se focalizaron principalmente en una proteína dentro del virus, conocida como nucleoproteína. Pero las vacunas para el ébola que actualmente están en pruebas clínicas (incluyendo dos que están siendo probadas en Guinea y Liberia) están diseñadas para desencadenar defensas inmunes contra otra proteína, la glicoproteína, que recubre la superficie del virus.
Esto no significa que las vacunas en prueba no vayan a funcionar; se sabe que protegen a los monos, por ejemplo. Pero sí significa que los desarrolladores devacunas podrían probar con reorganizar sus vacunas para que incluyan partes de la nucleoproteína. “Dado que las células T están realmente interesadas en esta nucleoproteína, quizás deberíamos tratar de incorporarla en la vacuna para ver si pudiera dar respuestas inmunes aún mejores”, dice la viróloga y pediatra Anita McElroy, de la Universidad de Emory y de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, en Atlanta, quien estudió las células de los pacientes en un laboratorio de alta contención para este estudio.
No está claro si las respuestas inmunes de los sobrevivientes fueron influidas por las terapias experimentales que recibieron. Dos fueron tratados con elmedicamento experimental de anticuerpos ZMapp, diseñado para acoplarse a la glicoproteína y que, por tanto, pudiera haber silenciado la respuesta del cuerpo a esta proteína viral. Los investigadores descubrieron que estos dos pacientes siguieron fabricando células preparadas para combatir el virus hasta un mes después de haberse curado.
Esto indica que aunque los pacientes limpiaron de sus cuerpos el virus infeccioso, permanecieron fragmentos virales, manteniendo en alerta al sistema inmunológico. Eso podría aportar pistas sobre por qué algunos sobrevivientes experimentan lo que los doctores están llamando “síndrome post ébola”; la persistencia de síntomas como dolores y molestias corporales, problemas de visión, fatiga y problemas en la piel incluso después de recuperarse.
El sistema inmunológico entra en “modo de combate” para luchar contra el virus, pero si no baja la guardia luego que la infección se ha ido, podría causar daños. “Es ciertamente concebible que un sistema inmunológico híperactivado luego de la recuperación de la infección viva pudiera explicar parte de los síntomas prolongados”, considera Fauci.
Pero McElroy dice que el documento de investigación involucra muy pocos sobrevivientes para saber con certeza qué subyace el síndrome posébola, y que el ébola tiene un tremendo costo físico para los pacientes, lo que podría causar parte de los efectos perdurables de la enfermedad. “Luego de perder 18 kilos durante la infección, la gente no va a ser normal al salir del hospital”, agrega McElroy.
Fuente: Diario Los Andes –
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