Opinión: Golosinas

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Por Damián Pablo Ballester- Nota publicada en el Diario Tiempo Argentino
Confundir medicamentos con golosinas es críticamente peligroso. ¿Sanitarismo o mercantilismo? Dos modelos en pugna: ¡una farmacia como ciudad integrada en redes al sistema de salud o un local de ventas de mercaderías polirubro ajenas al medicamento como bien social de salud? Creo firmemente que confundir golosinas con medicamentos es un riesgo sanitario, que subliminalmente fomenta la automedicación y el uso no seguro e irracional de los medicamentos. Los medicamentos poseen riesgos asociados, precauciones y advertencias deben ser indicados por los profesionales de la salud cuando existe un real beneficio farmacoterapéutico, debemos recordar que son la segunda causa de intervenciones hospitalarias por intoxicaciones, y que su inadecuado uso puede provocar peligros para la salud. Promovemos en todos los ámbitos la defensa de un modelo de farmacia sanitarista y profesional, dispuesta en redes de unidades de salud y atención primaria (APS), con prestación de servicios farmacéuticos basados en APS e integrados al sistema de salud; y hacemos un llamado a los legisladores autoridades gubernamentales, al Poder Judicial, ministerios de Salud, Ministerio de Educación, academias, universidades, colegios profesionales de salud, sanitaristas, líderes de opinión, a la comunidad, a instalar plenamente una oficina de farmacia sanitarista basada en lineamientos de la OPS y la OMS. Priorizamos la salud pública en función de las personas, familias y la comunidad en relación con su salud, su calidad de vida y su ambiente por sobre el mercado y el comercio. En este sentido, expreso mi total acuerdo con la Resolución 1632/13 del Ministerio de Salud de la Nación, y la promoción del cambio hacia la construcción de un modelo sanitarista de la farmacia como unidad de  salud, que posibilite una mayor cercanía y cobertura universal focalizada de servicios farmacéuticos en cada barrio, en cada ciudad, en cada provincia, cerca de las personas. Debemos construir una farmacia como una unidad logística de suministro de acciones, insumos y recursos sanitarios. Esto, sin duda, mejorará el acceso a la salud y resultará un beneficio directo en los determinantes e indicadores higiénico-sanitario-ambientales, posibilitando alcanzar un máximo de cobertura y una mejor calidad de vida, por acciones de promoción, prevención y recuperación de la salud. Por sus actos, parecería que el actual Ejecutivo porteño PRO defensa de un modelo e interés particular de un negocio empresario por sobre el interés general, contrario a un modelo sanitarista y a la construcción y promoción de la salud pública. Quedamos al aguardo de la oipinión del Ministerio de Salud porteño, y de la consolidación jurídica de la Resolución 1632/13. El acceso a la salud pública y a un máximo de cobertura es un derecho constitucional.


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