Cuando de salud se trata nunca faltan los consejos de familiares, amigos y vecinos, que se suman a los que ofrecen los médicos y a la ya naturalizada tendencia a buscar cualquier duda que uno tenga -incluso en materia médica- en internet.
En este contexto, circulan numerosas afirmaciones que se toman por ciertas, aunque no sepamos si cuentan con algún sustento científico. El resultado es que muchas veces se cae en prácticas que -en el mejor de los casos- no tienen ningún efecto, aunque otras de ellas, lejos de aportar alguna mejoría, pueden poner en riesgo la salud.
Con esto en mente, el doctor Máximo Soto, médico del Hospital de Clínicas “José de San Martín” y docente de Odontología, Kinesiología y Medicina, escribió el libro “Mitos en salud“, en el que reúne 101 creencias muy difundidas acerca de distintos aspectos que involucran la medicina y el bienestar.
“La mayoría de los médicos da consejos sin haber leído nada sobre el tema, los médicos se equivocan y es necesario replantearse algunas falsedades que “inocentemente” se han propagado de manera incontrolada. Son falsas creencias, mantenidas tanto por médicos como por el público en general, que hemos escuchado en múltiples ocasiones y que hemos aceptado como propias, reales y ciertas, o que podrían serlo”, señala Soto, quien comenta que con su libro busca -en especial- darles recomendaciones a los estudiantes de ciencias médicas para que entiendan cuándo están dando un consejo y cuándo están repitiendo un mito.
Entre los 101 mitos que incluye el trabajo de Soto, La Prensa seleccionó diez, sobre los cuales el experto explica cuánto tienen de verdaderos y lo que hay que saber al respecto.
1- La televisión vista de cerca te deja ciego.
Falso. Más allá de que no hay nada para ver en la tele, nadie se ha quedado ciego por ello. La miopía es un tema tratable con lentes. Para el ojo seco se utilizan las lágrimas artificiales, que son una solución acuosa con componentes para hidratar el ojo. Pestañar más es un acto saludable.
Las investigaciones científicas indican que no hay asociación entre ver TV a poca distancia y daño permanente ocular. Más bien, tiene que ver con la fatiga ocular.
2- Los productos lácteos pre o probióticos sirven para las defensas. No te enfermás nunca.
Falso. La nutricéutica se diseñó para prevenir y/o evitar las gastroenteritis o reemplazar la flora luego de tener diarrea. No tienen otra acción. No nutren, no mejoran el aparato inmune. Engordan, salvo las que son 0%.
Son alimentos pre o probióticos los yogures frescos y otros alimentos a base de leches fermentadas, por contener este tipo de microorganismos. Los prebióticos son hidratos de carbono no digeribles que estimulan el crecimiento y la actividad de bacterias para la flora intestinal. Al no ser digeridos en la parte superior del intestino, no se absorben y continúan su recorrido intestinal hasta llegar al colon, donde se convierten en alimento para las bacterias allí presentes.
En tanto, los probióticos son microorganismos vivos, que al ser suministrados en cantidades adecuadas, promueven el equilibrio de la flora intestinal, permaneciendo activos en el organismo. Son probióticos algunas cepas de Lactobacillus y de Bifidobacterium.
3- La aspirina salva de los infartos.
Falso. Grandes dosis de aspirina logran sólo hemorragia digestiva. Lo científicamente recomendado para los pacientes con cardiopatías como prevención secundaria es una aspirineta con las comidas y con protección gástrica previa.
Está demostrada la asociación entre el sangrado gástrico e intestinal con el consumo de 100 mg, 325 mg o 500 mg de aspirina o más.
La toma habitual de antiinflamatorios como recomendación médica no es más que una charlatanería publicitaria, que debería estar prohibida. Sin embargo, en pacientes con factores de riesgo cardiovascular, bajas dosis de aspirina es una recomendación secundaria, por la que se salvan uno de cada tres pacientes.
Los síntomas gástricos aparecen al momento de tomar aspirina y están relacionados con la pérdida de 1 ml de sangre por cada aspirina tomada.
4- El preservativo elimina completamente el riesgo de contagiarse cualquier enfermedad de transmisión sexual.
Falso. Reduce, pero no evita el riesgo. Podés contagiarte el virus del papiloma humano (HPV) por contacto o roce de la piel, se podría llegar a romper también el profiláctico y además de enfermedades podés tener un lindo bebé. Hay que seguir utilizándolo, siempre.
En el HPV la vía de contagio más frecuente es la de transmisión sexual por contacto directo con el virus sobre los tejidos mucosos o la piel. Se describieron otras formas de contagio del virus como por elementos contaminados en lugares públicos, compartir ropa íntima, toallas, baños, y durante el parto vaginal el contagio de madre a hijo.
5- El aceite de oliva y las nueces engordan.
Falso. No hay ningún estudio que demuestre que comer esto cause sobrepeso u obesidad, o que te salve la vida. Son alimentos grasos por lo que su ingesta deberá ajustarse a las necesidades nutricionales y calóricas de cada individuo. Por su composición lipídica, tanto los frutos secos como el aceite de oliva reducen los niveles de LDL (colesterol malo) y aumentan los de HDL (colesterol bueno), disminuyendo así los riesgos de enfermedades cardiovasculares, carotídeas y coronarias. Además, contienen tocofenoles (provitamina E) con propiedades antioxidantes, que retrasan el envejecimiento celular. El aceite de de oliva tiene una ligera asociación con mejoría en pacientes diabéticos, en prevención del cáncer de mama y otros cánceres. Además, protege contra la hipertensión.
Las nueces, por su parte, son ricas en proteínas, especialmente arginina, que se relaciona con la formación de óxido nítrico, un potente vasodilatador y antiagregante plaquetario. Son además ricas en vitaminas liposolubles y del grupo B (ácido fólico) y en minerales. La ingesta ocasional de unos 25 a 30 gramos de frutos secos entre las comidas es muy recomendable.
6- La margarina es mejor que la manteca.
Falso. Las dos son industriales, pero muchas margarinas tienen grasas trans. Algunas están modificadas. Engordan las dos. No recomendables para pacientes obesos, dislipémicos o diabéticos.
A pesar de que la margarina está elaborada con aceites vegetales, más saludables inicialmente, y la manteca con grasas animales, en general más perniciosa para la salud, lo cierto es que el proceso de elaboración de la primera, mediante la hidrogenación de los aceites vegetales empleados en su proceso (transformación de una sustancia líquida en sólida y untable), modifica las grasas, las satura y da lugar a las denominadas grasas trans, de efectos mucho más perjudiciales para el sistema cardiovascular que las grasas saturadas naturalmente. Aumentan los lípidos circulantes en sujetos normales.
7- Todos los ancianos desarrollan algún tipo de demencia.
Falso. La mayoría de los ancianos mantienen intactas sus capacidades cognitivas. Uno de los errores clásicos es relacionar automáticamente enfermedad mental o demencia con los ancianos. La demencia senil, como tal, no existe. Tenemos demencias vasculares, la de Pick, la de Alzheimer, etcétera, pero no senil. Es un perjuicio.
La prevalencia de deterioro cognitivo en la población mayor a 65 años es del 5 al 12%. Los trastornos de ansiedad también llegan a esas cifras… y los trastornos psiquiátricos al 40%.
La prevalencia de la demencia es así: de 60 a 69 años, sólo 0,3%; de 70 a 79 años, tiene 3,2%; en los de más de 80 años llega al 10%. Una de cada tres personas mayores de 80 años presenta deterioro cognitivo clínicamente sintomático. Llegando a superar el 45% a los 90 años.
8- Si transpiro mucho, quemo grasas y bajo de peso fácilmente.
Falso. La única manera de quemar grasas es con una dieta baja en calorías y realizando actividad física. Al transpirar sólo perdemos líquido momentáneamente, con lo cual, en la próxima ingesta de líquidos el peso perdido vuelve a recuperarse.
9- Tomar frutas después de comer engorda.
Falso. La creencia de que la fruta no puede tomarse como postre porque engorda y que lo necesario es comerla antes o dos horas antes no tiene ningún fundamento científico.
Las calorías que aporta un alimento son las mismas sea cual sea la hora o momento en que se tome. Si engorda es porque también está mal combinada o comiste de más otras cosas. La fruta de postre es lo mismo comerla antes (da saciedad) o dos horas más tarde como colación. La razón de recomendarla antes es tratar de evitar que uno se coma varios platos seguidos de pasta… Así se controla mejor la ingesta de comida. Sirve en dietas para adelgazar.
Lo verdaderamente importante es que consumamos la fruta suficiente para cubrir nuestras necesidades de vitaminas y minerales, lo que se consigue con cinco raciones diarias de frutas y hortalizas, que pueden tomarse en cualquier momento del día.
10- Cuantas más vitaminas tomes, mejor.
Falso. Las intoxicaciones con vitaminas A, D, E y K provocan enfermedades mortales, ceguera, problemas neurológicos, infartos, trastornos de coagulación, entre otros. Las tiene que indicar y controlar un médico. Mejor no tomar de más. La mayoría de los alimentos están hoy en día suplementados, por lo que es aconsejable leer los rótulos de los productos alimenticios. Las legislación argentina en la nutricéutica es clara: los suplementos vitamínicos están informados en los rótulos.
Fuente: La Prensa |