Estados Unidos: rechazan medicamento para la disfunción sexual femenina

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La Agencia de Control de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ha decidido esta semana no aprobar la salida al mercado de unas pastillas de consumo diario llamadas flibanserina, creadas para aumentar el deseo sexual femenino.

Desde la exitosa aparición del viagra en la década de los ’90, numerosos laboratorios farmacéuticos han trabajado sin descanso con el objetivo de encontrar un fármaco similar que pueda ser utilizado en las mujeres. Este es el caso de la compañía farmacéutica Sprout, que ha anunciado el día de ayer, no haber llegado a un acuerdo con la FDA sobre la comercialización de su droga flibanserina.

La flibanserina es una sustancia que actúa sobre las zonas del cerebro que regulan el apetito y el comportamiento, lo que presenta una novedad, ya que hasta ahora no se habían creado otros fármacos que relacionaran a la disfunción sexual con el cerebro.

“Más riesgos que beneficios”

Sprout se ha manifestado abiertamente disconforme con la negativa de la organización gubernamental estadounidense. Voceros de la compañía farmacéutica han declarado que “a pesar de la opinión de la FDA, varios estudios han demostrado que efectivamente, el fármaco aumenta el deseo sexual, reduce el estrés e incrementa el número de relaciones sexuales”.

Por su parte, la FDA defendió su postura manifestando que la relación entre los riesgos que tiene el consumo del fármaco y los beneficios obtenidos, no se encontraba dentro de los márgenes aceptables. “El medicamento tiene más riesgos que beneficios. Además, su efecto es modesto y tiene muchos efectos secundarios como fatiga, mareos y náuseas”.

De esta forma, este rechazo es uno más de una larga lista de medicamentos que hace más diez años, han tratado de aumentar el deseo sexual en las mujeres de una forma tan efectiva como la del viagra en los hombres.

Expertos en la materia aseguran que el sexo femenino representa mayores dificultades por tratarse de un campo diferente, ya que a diferencia de los hombres, en las mujeres la disfunción sexual no está tan relacionada con el aspecto físico, sino más bien con el psicológico.

Kim Wallen, un investigador de la Universidad de Emory que ha estudiado por años la relación entre las hormonas y el contexto social dentro del marco del deseo sexual, explicó que “la disfunción eréctil es muy fácil de medir, en cambio, la motivación es mucho más difícil. Sinceramente, no sabemos demasiado sobre ésta como para poder manipularla”.

Fuente: La Red 21


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