Las compañías multinacionales de medicamentos ahora emplean más agentes de ventas en China que en los Estados Unidos, su mayor mercado. Varias de ellas, como Merck y GlaxoSmithKline, están haciendo inmensas inversiones científicas en el país, incluyendo la construcción de centros de investigación y desarrollo. China estará en condiciones en los próximos años de superar a Japón como el segundo mercado farmacéutico del mundo.
El boom de la demanda china de medicamentos no podría llegar en mejor momento para los fabricantes occidentales, cuyas ventas han caído debido a la expiración de patentes en Estados Unidos y estrictos controles de precios en Europa. Pero vender productos farmacéuticos y otros productos de salud en China tiene cada vez más peligros, como lo muestran acusaciones esta semana en ese país de que GlaxoSmithKline hizo pagos a través de agencias de viajes a médicos, hospitales y funcionarios oficiales para aumentar sus ventas en el país.
Funcionarios chinos han comparado las operaciones de la compañía con las del crimen organizado y han detenido cuatro ejecutivos chinos para interrogarlos. Poco después de que investigadores oficiales allanaron las oficinas en Shanghai de Glaxo el mes pasado, el ejecutivo británico a cargo de las operaciones de la compañía en China dejó el país. No ha regresado.
En fecha anterior de este mes los principales fabricantes de leche para bebés, incluyendo Abbott y Nestlé, bajaron sus precios por presión del gobierno chino. Desde el gobierno dijeron estar investigando la política de precios de hasta 60 compañías farmacéuticas extranjeras y locales.
La seguidilla de investigaciones da cuenta de lo crítico que se ha vuelto el mercado de salud para las compañías globales y el gobierno chino. Los chinos no han ocultado su objetivo de llevar la industria farmacéutica local a una competencia más directa con los principales fabricantes mundiales.
Como resultado, las compañías globales tendrán que esperar a que se las investigue más, dijo Tarun Khanna, profesor de la Harvard Business School, que ha estudiado la inversión extranjera en China. “Prácticas que en otro tiempo fueron aceptadas ahora pueden estar bajo mayor control de países extranjeros”, dijo, especialmente dado que el gobierno de Pekín está buscando pasar de una economía basada en las exportaciones a una que también se centre en vender a los consumidores chinos. “Están tratando de recuperar un mayor equilibrio.”
Varios factores están contribuyendo al boom en China, dicen los expertos. La economía china en crecimiento ha generado una clase media que tiene cada vez más capacidad de acceder a medicamentos occidentales caros y para medicarse por problemas -como la depresión y las enfermedades respiratorias- que de otro modo podrían no haber sido diagnosticados o medicados. Y bajo un nuevo programa de salud, China ha expandido la cobertura a cientos de millones de nuevos pacientes: el 95% de la población tenía seguro médico en 2011, comparado con el 43% en 2006, según un informe de la consultora McKinsey & Company. Para 2020 se prevé que el gasto total chino en salud crecerá a US$ 1000 millones, habiendo sido de US$ 357.000 millones en 2011, según McKinsey.
Al mismo tiempo que las compañías extranjeras aumentan su inversión, los chinos también buscan capitalizar su mercado de la salud en auge. El gobierno señaló a la industria médica como una de las siete áreas principales de desarrollo en su más reciente plan económico quinquenal, y el sector médico del país invirtió US$ 160.000 millones en investigación y desarrollo en 2012; sobrepasó por poco a Japón, según un informe de Lux Research con sede en Boston.
“China está interesada en crear una industria local muy fuerte”, dijo Kevin Pang, director de investigaciones de Lux. Pero algunos creen que las compañías occidentales tendrán ventaja porque los consumidores pueden estar dispuestos a pagar más por marcas que se sabe que tienen ingredientes de alta calidad. “Hay tantas drogas que son de baja calidad en China, por lo que la capacidad de diferenciarse es importante”, dijo Craig Wheeler, CEO del fabricante de drogas genéricas estadounidense Momenta Pharmaceuticals. Su compañía desarrolla drogas complejas conocidas como biosimilares, a través de un acuerdo comercial con Baxter, que está establecida en China. Wheeler dijo que las recientes represalias oficiales eran previsibles. “Estos mercados maduran y por lo tanto va a haber más control de estos mercados”, dijo.
GlaxoSmithKline ha luchado por reconstruir su imagen luego de pagar una multa de 3000 millones de dólares en los Estados Unidos el año pasado, habiendo admitido la compañía que promovió de manera impropia sus antidepresivos y no haber informado datos de seguridad de su droga para la diabetes Avandia. La investigación sigue en marcha.
Fuente: La Nación