Asociar fármacos contra el colesterol y algunos antibióticos puede provocar una peligrosa interacción, dañando los riñones y los músculos, y hasta provocar la muerte. Los adultos mayores tienen más posibilidades de manifestar efectos graves no deseados ante estas interacciones farmacológicas.
La idea no es dañar los músculos o los riñones, o inclusive morir por haber querido bajar los niveles de colesterol en la sangre. Y sin embargo, es algo que puede ocurrir si, por error, se combina un tratamiento con fármacos para el control del colesterol como las estatinas y algunos tipos de antibióticos, por haber contraído entre tanto una infección.
Un estudio publicado en Annals of Internal Medicine y llevado a cabo por científicos canadienses de la Universidad de Western Ontario advierte sobre estas relaciones peligrosas.
El doctor Amit Garg y sus colegas descubrieron que consumiendo fármacos, como por ejemplo el Lipitor, y antibióticos comunes como, por ejemplo, la claritromicina o eritromicina, se inhibe el metabolismo de las estatinas y aumenta la concentración de éstas en la sangre, lo cual puede causar daños musculares o daños a los riñones, y hasta la muerte.
“Estos fármacos interactúan y crean complicaciones en los pacientes –explicó el Dr. Amit Garg, profesor del Departamento de Epidemiología y Bioestadística en la UWO. Para la mayor parte de las personas no tendría por qué haber problemas, pero a nivel de la población, se están verificando cientos de recuperaciones prevenibles”.
En el estudio participaron 144.000 pacientes de ambos sexos, de edades superiores a los 65 años, que utilizan las estatinas y han utilizado antibióticos. Los participantes fueron subdivididos en base al tipo de antibiótico ingerido: claritromicina, eritromicina o azitromicina.
Por esa razón, los científicos sugieren que, si es necesario tomar un antibiótico, conviene que éste sea a base de azitromicina ya que es más seguro y no interfiere con el metabolismo de las estatinas. En el caso de no poder sustituir el antibiótico, los científicos sugieren suspender el tratamiento con las estatinas durante todo el período en que se tome el antibiótico.
Además de los daños renales, Garg y sus colegas descubrieron que la internación por daños musculares –cuyo diagnóstico es una afección llamada “rabdomiolisis”- y las muertes relacionadas fueron levemente superiores y equivalentes a 0,02% y 0,25%, respectivamente, en el caso de la utilización de claritromicina o eritromicina, con respecto al grupo que tomó azitromicina.
Los autores del estudio recuerdan que los antibióticos claritromicina y eritromicina se recetan en general para tratar las enfermedades respiratorias, entre otras la neumonía.
Del estudio también se desprendió que los pacientes más jóvenes tienen menos probabilidades que los adultos mayores, de manifestar efectos graves no deseados por interacciones farmacológicas. De todos modos, esto no significa que sea bueno asociar diversos tipos de fármacos que pueden provocar interacciones no deseadas ni, obviamente, abusar de los antibióticos.
Fuente: Clarín