Estudio sobre bronquiolitis: la alimentación de la mamá influye en el riesgo del bebe

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El consumo habitual de carbohidratos en el embarazo aumenta hasta siete veces la posibilidad de que el niño enferme gravemente antes de los dos años; las frutas y las verduras son protectoras
 
Con los primeros frescos del año, que anticipan la necesidad de tomar medidas para prevenir las enfermedades del invierno, un equipo de médicos argentinos aporta lo que podría convertirse en una nueva recomendación para las futuras mamás.
El primer estudio para dar con nuevos factores de riesgo prenatales de la bronquiolitis, una infección respiratoria que cada invierno atesta las unidades de terapia intensiva pediátricas del país, revela que una dieta rica en pan, facturas, gaseosas, arroz, papa, fideos o azúcar durante el embarazo aumenta hasta siete veces el riesgo de que un bebe enferme gravemente en los primeros meses de vida.
El trabajo de la Fundación Infant y pediatras de una decena de hospitales públicos demuestra también que, como la lactancia, el consumo materno de frutas y verduras tiene un efecto protector en la formación de los pulmones y el sistema inmunológico de los hijos. “Todos los años, las organizaciones y las instituciones de salud pública salen a comunicar las medidas que la población debe tener en cuenta para prevenir las infecciones respiratorias, como lavarse las manos o ventilar los ambientes. Pero cuando miramos el comportamiento de la bronquiolitis, vemos que no cambió nada, ni la suerte de los pacientes”, dijo el doctor Fernando Polack, director científico de Infant y autor principal del estudio que publica la revista American Journal of Respiratory Critical Care Medicine.
Como ya lo mostraron estudios previos de la fundación, amamantar y no fumar protegen a los chicos. Pero, “necesitamos encontrar otras medidas [para mejorar la salud de los chicos] porque faltan por lo menos diez años para que aparezca una vacuna contra la bronquiolitis -agregó-. Por ahora, la única manera de prevenirla es entender por qué se enferman los chicos”.
La pobreza y la prematuridad aumentan la vulnerabilidad de los recién nacidos al virus sincicial respiratorio (VSR) causante de la bronquiolitis y al resto de los microbios respiratorios. Sólo en 2011, el año en el que se inició el estudio, el VSR causó 14 veces más hospitalizaciones y cuatro veces más muertes en los menores de 2 años que la gripe A en plena pandemia.
“Aquí es la principal causa de morbimortalidad en los menores de 2 años. Cada año, causa más internaciones, aumenta el gasto en salud pública y hace que se tengan que abrir más terapias intensivas pediátricas para atender a estos chicos de alto riesgo”, indicó la doctora Andrea Rodríguez, jefa de Sala de Internación del Servicio de Pediatría del Hospital Evita Pueblo de Berazategui, y coautora del estudio realizado con un subsidio de la Fundación Bill y Melinda Gates.
El equipo de 36 pediatras y neumonólogos pediátricos se concentró en la población infantil atendida en diez hospitales del conurbano bonaerense, La Plata y la ciudad de Buenos Aires. Juntos, atienden a unos 56.560 menores de 2 años en plena temporada del VSR. El 71% de los 2587 chicos internados en el otoño-invierno de 2011 tenía una infección respiratoria aguda grave (aparición súbita de tos, sibilancias y esfuerzo físico evidente para poder respirar, con fiebre o sin ella). Participaron las familias de 1293 chicos; el 62% estaba infectado con el VSR y más de la mitad tenía menos de 6 meses de edad.
El equipo indagó las condiciones de vida de cada familia, incluido si se fumaba en el hogar, la educación de los padres, la lactancia y los factores de riesgo posnatales conocidos de las infecciones respiratorias. Para conocer la dieta materna, el equipo adaptó un cuestionario de frecuencia alimentaria a los hábitos locales que define para las embarazadas la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud. Las respuestas se organizaron, a la vez, por grupos de macronutrientes, como grasa, carbohidratos, proteínas y frutas/verduras.
El consumo de pan, infusiones azucarados, fideos, arroz, papa, facturas, gaseosas y carnes rojas era bastante frecuente, así como lo era el de frutas y verduras. Pero sólo los hidratos de carbono influyeron en la suerte que tendrían sus hijos en la temporada de VSR: los hijos de las mujeres que los consumían cuatro veces o más por semana, algo habitual en nuestra población, tenían siete veces más riesgo de llegar al hospital con síntomas respiratorios graves que los hijos de las mujeres que ingerían fideos, arroz, papa, panificados o bebidas e infusiones dulces entre una y dos veces por semana.
La gravedad se determinó de manera objetiva con el nivel de oxígeno en sangre. Y a mayor consumo materno de carbohidratos en el embarazo, mayor posibilidad de que los hijos llegaran al hospital con un nivel peligrosamente bajo de oxígeno en sangre (87% o menos).
Sólo el consumo materno habitual de frutas y verduras redujo como la lactancia el riesgo de infección en los bebes. Lo hizo un 75 por ciento. “El día que el chico se infecta, gran parte de la suerte está echada: llega con un grado de desarrollo pulmonar e inmunitario que condiciona si tendrá bronquiolitis leve, moderada o grave -dijo Polack-. Ahora está más claro que el obstetra se transformará en el primer pediatra. Tendrá la tarea, que aún tenemos que entender mejor, de actuar para prevenir riesgos.”.
Buenos Aires: Un hallazgo que abre camino a un cambio de hábitos alimentarios sin gastar de más
Médicos que participaron del estudio resaltaron la necesidad de mejorar la dieta materna
 
La mayoría de las familias participantes en el estudio eran de bajos recursos, muchas de ellas con necesidades básicas insatisfechas. Aun así, la pobreza no logró explicar los resultados. “Es una población para la que los productos ricos en hidratos de carbono son lo más accesible para que madres y chicos se alimenten. Pero con estos resultados y un análisis minucioso de la dieta materna, podríamos ofrecerles una alternativa para gastar lo mismo y comer más saludablemente”, dijo la doctora Andrea Rodríguez, del Hospital Evita Pueblo, de Berazategui.
En el estudio, menos del 10% de las mujeres cambió su alimentación antes o después del embarazo, aunque tenían controles prenatales regulares. “Hay que explicarles que en lugar de preparar un guiso con fideos, usen lentejas; que en lugar de gaseosas, compren naranjas y tomen jugo natural. Y ya que hay un plan Pescado para Todos, que lo usen. Con ayuda estatal para modificar los hábitos alimentarios maternos, habrá menos infecciones respiratorias agudas en nuestra población infantil, tan susceptible a los virus respiratorios, en especial al VSR.”
El doctor Edgar Barboza, neumonólogo infantil del Hospital Narciso López, de Lanús, dijo: “Es un estudio que me entusiasmó mucho… y eso que tengo años en la medicina […]Atiendo sobre todo a chicos con asma, y la influencia de la alimentación en la enfermedad respiratoria se venía viendo en la práctica clínica. Este estudio lo confirma y muestra no sólo que la alimentación del chico es importante, sino también la de la madre. Sin duda, esto tendrá un impacto muy fuerte en las recomendaciones para la embarazada. Ya lo empecé a recomendar, pero la información también debería llegar a los obstetras”.
Un estudio reciente del chileno José Antonio Castro-Rodríguez sobre la alimentación y el asma le atribuye a la dieta mediterránea un efecto protector. “Es parecido a lo que encontramos acá, pero con la bronquiolitis: que la dieta rica en hidratos sería la más dañina para el bebe”, agregó Barboza.
La pediatra Karina Dueñas, del Hospital Evita, de Lanús, comentó que, al principio, los resultados la sorprendieron “mucho”, pero dijo que, “repasando el concepto de «programación fetal», resultan muy lógicos porque el embarazo es un período crítico donde se determina la salud de una persona para toda la vida […]. La nutrición durante la vida fetal y la infancia temprana puede inducir efectos permanentes en el metabolismo, el crecimiento y el neurodesarrollo. Así, sería lógico que los niños de madres expuestas a una alimentación inadecuada sean más susceptibles a desarrollar una enfermedad pulmonar grave ante la agresión viral”.
Los especialistas consultados destacaron que los resultados son preliminares (el estudio finaliza este año), aunque coincidieron con Dueñas: “Es muy alentador pensar que identificar [la dieta materna] como un factor de riesgo modificable ayudaría a reducir la enfermedad grave por VSR”.
En el estudio participaron también los hospitales de niños de La Plata y Pedro de Elizalde (ciudad de Buenos Aires); el Instituto de Desarrollo e Investigaciones Pediátricas; los hospitales Dr. Arturo Oñativia (Rafael Calzada), Lucio Meléndez (Almirante Brown), Presidente Perón, Fiorito y Materno Infantil Ana Goitía (Avellaneda), Dr. Alberto Eurnekián (Ezeiza) y El Cruce (Florencio Varela). En un solo invierno, en los centros participantes murieron 9 bebes menores de 6 meses, mientras que en Estados Unidos no hubo ninguna muerte infantil por bronquiolitis en cinco años.
“El estudio abre la puerta a un gran estudio de salud pública para hallar nuevas estrategias que protejan a nuestros chicos de la bronquiolitis y, quizás, de otras enfermedades”, sostuvo el doctor Fernando Polack, director de la Fundación Infant y profesor titular de la Cátedra César Milstein del Departamento de Pediatría de la Universidad de Vanderbilt (EE.UU.).
Fuente Diario La Nación


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