La velocidad de avance de las ciencias farmacéuticas y el desarrollo de las tecnologías de la comunicación que atraviesan la cultura en general y en particular a la educación, sacudieron los cimientos de instituciones tradicionales como la UBA, transformando las clases, la relación con los profesores y obviamente, los contenidos de la currícula de la carrera de Farmacia.
La Dra. Cristina Arranz, decana de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, cuenta en esta entrevista cómo las asignaturas se convirtieron en algo dinámico y cómo se incorpora la tecnología en la que es considerada una de las 100 mejores universidades del mundo.